La cerámica artística no se restringe a los trabajos artísticos utilitarios, ni a la concepción artístico- escultórica figurativa. Sus dinámicas la insertan dentro la visualidad contemporánea del arte. La contemporaneidad vista desde la cerámica artística comprende un amplio diapasón de lenguajes y referencias: desde la creación puramente abstracta, pasando por lo conceptual, lo minimal, lo povera, el Hiperrealismo, y llegando a la fusión con otras artes en una obra instalativa; desde el rakú, hasta la imitación de texturas de todo tipo, los desafíos del barro papel, la impresión serigráfica y digital sobre soporte cerámico, la vinculación con lo performático, etc.
La cerámica continúa siendo, invariablemente, un arte del fuego, devenida de las distintas técnicas de quema que le insuflan la vida. Aún reconociendo su pluralidad creativa, resulta sorprendente descubrir discursos cerámicos que aludan al agua, el elemento que se niega en la forja, la refutación del fuego. Y me refiero a obras que intentan representar la vida o los restos de la vida que flotan o que se entronizan en el fondo del mar y lo edifican.
Cecilia Moriamez
Steve Hilton
Estas referencias al mundo acuático aparecen con personalísimo sentido en la obra de dos artistas de la cerámica escultórica provenientes de latitudes diferentes: Cecilia Moriamez, de Chile y Steve Hilton, de Texas.
Cecilia Moriamez Rivas, académica del Departamento de Artes Visuales de la Universidad de Chile, ha realizado una serie de exposiciones internacionales en las cuales trabaja la cerámica de tipo mural escultórico, en pequeños formatos, aunque el resultado visual resultaría una instalación multisoporte, porque con los murales interactúan fotografías, espejos, maderos, cordeles y juegos de luces. Todo en función de recrear un universo vivo: la flora marítima, los manglares que entretejen sus ramas y raíces para conformar un ecosistema, para crear con su enrevesada morfología y esencia curvilínea las formas diversas de vida. Cecilia es una estudiosa de la química de la cerámica, una artista que explora los diferentes suelos que pisamos y experimenta en cada obra con distintos tipos de arcilla. Cecilia busca el color peculiar, la textura única, la magia de la diversidad natural y la con ella conforma sus piezas, o simplemente mezcla distintos tipos de arcilla en la búsqueda de otras soluciones colorísticas y texturales. No trabaja con pigmentos comerciales para no contaminar con artificialidades lo que está en función de exaltar lo natural. La artista segmenta en pequeños murales a relieve sus manglares cerámicos, y los densifica para hacerlos parecer vivos y zigzagueantes. Al fondo, como parte del soporte de madera, agrega un cristal que no solo alude al agua sino que pretende, con el reflejo del espectador, incorporarnos a su mundo, sumarnos a la noble intención de preservar la robustez de la vida, tan frágil en medio de tanta contaminación y dejadez.
Steve Hilton, profesor de Cerámica en la Midwestern State University, Texas, trabaja dentro de un discurso que hace referencia directa a una visualidad geológica de lo amorfo, de lo pétreo y aparentemente muerto, una serie de alusiones al fondo marino, a los restos pétreos de la vida, o la vida fosilizada que yace en nuestras costas y lechos marinos. Estas obras parecerían exaltaciones texturales y cromáticas de las formas desgajadas de corales, conchas, piedras del lecho del mar. Steve, al igual que Cecilia, tiene la tendencia a trabajar el conjunto y lo complejo, pero su visión es diferente, su visión es sistémica. Steve se concentra en la parte y en el todo de su obrar como haría un demiurgo en pleno acto de creación. Logra piezas independientes en las que la apariencia de lo agrietado y lo tubular, de lo amorfo y lo imperfecto conforman una belleza rara, espeluznante, pero es en la construcción del todo, cuando realmente el artista logra desarrollar esa visión peculiar de una oceanografía cerámica. Sus metáforas de rocas o restos fosilizados no se supeditan solamente a la apariencia, también contemplan la interacción de las piezas, su ubicación una respecto a la otra, su imbricación y convivencia, azarosa o ideal. Esta visión sistémica conduce a Steve a presentar su obra a manera de instalaciones, aunque también podría hacerlo como una suerte de environments, activando no solo los pisos de las galerías y museos, sino también sus paredes. La pretensión de Steve está muy cerca del resultado visual: recrear un sistema de vida o de restos de vida que aún pareciendo muerto, luce encantador y encanta, un sistema en el que la estética de lo mórbido podría ser la de un tipo peculiar de vida, un sistema que convierte los estragos del tiempo en otras formas de belleza.
Cecilia y Steve son dos artistas de la cerámica biomórfica, dos ceramistas que comparten los secretos de la creación de ese maravilloso arte del fuego y del agua.
Pavel Alejandro Barrios Sosa/ Curador y Crítico de Arte/Camagüey, CUBA
Steve Hilton
Cecilia Moriamez
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