Conocí la técnica del llamado Raku (estilo occidental) a principios de los años 70, a través de algunas revistas inglesas. Las primeras experiencias, en mi modesto laboratorio, no despertaron mi entusiasmo y quedaron pronto olvidadas. Algún tiempo después cuando esta técnica se difundió en nuestro país de la mano de Rafael Martín (su introductor) y de Mireya Baglieto y pude apreciar algunas obras cerámicas muy interesantes volví a considerarla y comenzaron mis investigaciones. Durante 6 o 7 años desarrollé pastas, esmaltes, algún horno, pinzas y otros accesorios, técnicas alternativas y adquirí mucha experiencia trabajando, en piezas de gran tamaño, con reconocidos artistas ceramistas de esa época.
Pasado ese período y yá cansado de ahumarme proseguí mis investigaciones con otras técnicas. Entre otros motivos que me alejaron de esta disciplina recuerdo que al hacerme un control médico, en una radiografía de tórax, apareció una mancha (de fumador) y el médico me dijo que debía dejar de fumar, cuando le expliqué que nunca había fumado me hizo algunas preguntas relativas a mi trabajo y ahí apareció el tema del Raku. Pasaron algunos años y un día leyendo la historia del Raku original recordé que ese era un Raku sin humo, reinicié mi experimentación y conseguí algunos resultados interesantes pero nada que no pudiera lograr en horneadas convencionales, casi todos los efectos del Raku (oriental) podía obtenerlos dentro del horno y no se justificaba hacerlo de otra manera.
Tiempo después, en ocasión de un viaje a San Pablo, Brasil, estuve visitando el hermoso taller de Lúcia Bitencourt, ceramista brasileña que tenía una empresa, Brazilian Clay Workshops, que contrataba artistas ceramistas del exterior para realizar demostraciones de su trabajo. Según pude leer en unos folletos hacía poco los había visitado Jerry Caplan, ceramista de E.E.U.U., que ofrecía una novedad : Raku sin humo, cuando le pregunté a Lúcia como lo hacía me dijo, risueña, que en realidad lo que hizo fue Fumo sem raku (humo sin raku).
Cuando ví algunas piezas que dejó como recuerdo pude apreciar que fueron procesadas con una técnica de ahumado con reservas y a favor de Caplan puedo agregar que en eso era un maestro. Cuando volví de ese viaje (1998) comencé otra etapa de investigación tratando de obtener mediante la técnica original (oriental) resultados al gusto occidental(colorido, metalizaciones, etc.). Fui obteniendo, algunos resultados alentadores pero épocas difíciles en nuestro país fueron debilitando mi interés en esos temas. Actualmente, en una época más propicia, con renovados conocimientos tecnológicos he logrado desarrollar algunos productos que finalmente pueden conciliar los efectos deseados : Raku sin humo al gusto occidental.
En este momento esta técnica está en la etapa de puesta a punto, especialmente en lo relativo a la presentación y forma de uso de los materiales que se emplean. Superada esta etapa le seguirá otra que tendrá como objetivo su difusión mediante cualquier tipo de recurso apto para ese fin. En próximos números de esta publicación seguiré informando al respecto. |