Alerta ! / Por Luis Speciale - 09/2008
Viendo cómo está la situación general, en cuanto a las pequeñas y medianas industrias cerámicas, considero que ya está instalado un nuevo tiempo de dificultades. Después de la última devaluación y con un dólar rozando los $4.- y amenazando con dispararse, se presentó, como tantas otras veces, la oportunidad de poder competir con la oferta de cerámicas importadas. De esta manera se reabrieron algunos talleres y se instalaron otros nuevos, especialmente productores de vajillas y artículos afines. Esta nueva etapa no duró mucho, el dólar no se disparó y por el contrario ha perdido valor de manera considerable. Simultáneamente los costos internos siguieron subiendo hasta volver a descolocar a nuestros productores. Hoy la cerámica importada, principalmente de China y Brasil, ya está más barata y es de calidad muy competitiva. Hasta aquí vemos los vaivenes de nuestra economía, a los que ya estamos acostumbrados, pero debemos considerar algunas otras situaciones que constituyen un notable agravante. Una de ellas está relacionada con la provisión y/o calidad de materias primas y otros insumos que utilizan los ceramistas.
Al achicarse el mercado ciertos insumos importados dejan de ser atractivos para los importadores y se produce un desabastecimiento de los mismos. En algunos casos son reemplazados por sustitutos nacionales, de baja calidad pero de precios similares y a veces mayores que los importados. Otros insumos nacionales (arcillas, caolines, etc) por diversas razones que no conocemos bien, son reemplazados, casi siempre sin aviso previo, por otros de inferior calidad y en el mejor de los casos de características diferentes. Todo esto trae un gran perjuicio a los que dependen de estos insumos y se traduce en constantes pérdidas que se suman a las que mencionamos anteriormente. Y finalmente, como si todo esto fuera poco, vemos que aquél fabricante de cerámicas, pequeño ó mediano, que quiera ampliar su actual producción se encuentra con la pronunciada falta de personal con experiencia. Después del cierre de tantas empresas, en los años 90, los operarios especializados se fueron orientando hacia otro tipo de trabajos, se fueron jubilando y envejeciendo sin renovación y en la actualidad ya casi no tienen reemplazantes. Nuestras escuelas no producen egresados capacitados para estas tareas y es casi imposible conseguir un técnico y/o idóneo con capacidad para dirigir estas industrias.
Todo lo anteriormente expuesto conforma un panorama poco alentador para nuestra pequeña y mediana industria cerámica y la intención de este artículo es la de disparar una señal de alerta para que todos aquellos responsables, directos o indirectos, de esta situación puedan ir pensando en algún tipo de soluciones. |
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