Del 27 de septiembre al 11 de octubre de 2025 se presenta “Madriguera Imaginada” en Taller Tacuarí 1516, San Telmo, CABA, con obras de
MAITE GALDOS @maigaldos
MARINA STIMOLO @marinastimolo
LUCIA PEREZ @luciapereztaller
NATALIA BARBIERI @nat.barbieri
EVA LIFSCHITZ @evalifschitz
JETA @mica.jetta
JULIAN PONS @julianponsjp
Curaduría:ANA CLARA MONTINI @ani.montini
Músicos invitados: Federico Benitz y Lautaro Luján Abrego
Agradecemos la fotografía de @zepequee
Texto de curaduría:
«Fui desde mi casa, a la casa de los abuelos, desde la chacra de mis padres a la chacra de los abuelos. Era una tarde gris, pero, suave, alegre. Como lo hacían las niñas de entonces, me disfracé para pasar desapercibida, me puse mi máscara de conejo, y así anduve entre los viejos peones y los nuevos peones, saltando crucé el prado y llegué a la antigua casa. Recorrí las habitaciones. Todos estaban felices. Era el cumpleaños de alguien. Por los cuatro lados habían puesto jarritas de almíbar y postales. En medio de la mesa, una exquisita ave, un muerto delicioso, rodeado de lucecillas. El abuelo que siempre estaba serio, esta vez se sonreía y se reía; y antes de que bajase la tarde, me dijo que fuera con él al jardín, y que iba a mostrarme algo. Ya allá arrojó al aire una moneda; yo la vi rebrillar, al caer se volvió un caramelo, del que, enseguida, salió una vara larga y florida como un gladiolo, a cuya sombra yo me erguí, y que creció aún más, después, y duró por varias semanas.»
Está en llamas el jardín natal. Marosa Di Giorgio
«Como niños buscando refugio, como Alicia en ávida persecución del conejo blanco, descendemos por la madriguera. Nos adentramos en un espacio donde nuestra realidad se distorsiona, la vigilia se confunde con el sueño a medida que entidades animaloides y naturalezas mutantes nos dan la bienvenida.
En este lugar los objetos cotidianos y lugares que creíamos conocer cambian de escala y de
sentido, se transforman en una fantasía de lo mundano.
Lxs siete artistas que conforman esta muestra, proponen dislocaciones de los lugares que
habitamos, con quiénes elegimos compartirlos y qué presencias —humanas y no humanas— los sostienen.
Estas voces múltiples presentan el espacio como refugio seguro, donde se abren vulnerabilidades y diálogos colectivos. Pero, al mismo tiempo, este es un territorio inestable, hay una fragilidad palpable de esta morada y es allí donde las cosas y objetos mínimos en los cuales depositamos nuestros deseos, creencias y afectos pasan a un primer plano para transformarse en altares, guaridas afectivas. La ternura se vuelve forma de resistencia, una forma de levantar madrigueras imaginadas en medio de la intemperie.
En este entrecruce de materialidades y maneras de pensar nuestros hábitats, recorremos lo subterráneo buscando lo inencontrable, lo que no es y se tiene por posible. Aquí la fragilidad se presenta como potencia de inventar, de imaginar, nuevos modos de existir.»
Ana Clara Montini
Los artistas comentan:
Marina Stimolo:
«Estas piezas son parte de la serie NIDOS que surge de mi necesidad de dar cuenta de que los humanos no somos los únicos construyendo moradas para sobrevivir, para encontrar resguardo.Casas, nidos, madrigueras, hormigueros, todos compartimos el común denominador de partir de unidades pequeñas (ladrillos, bloques, barro, ramas), que sumándolas nos permiten construir un refugio.No somos tan diferentes animales y humanos, todos tenemos la necesidad de construir una guarida.El humo como conección efímera.»
Maite Galdos:
«Esta obra surge del interés por explorar la relación entre las personas y los objetos que las rodean en su vida cotidiana. Las pequeñas asociaciones originadas en este diálogo, a menudo se configuran como una suerte de instalaciones. En este sentido, existe un acuerdo mutuo entre objetos y personas para sostener esas alianzas, que a su vez encierran decisiones o creencias aleatorias.
Partiendo de imágenes que distintas personas me comparten sobre intervenciones de objetos que descubren en los espacios que habitan o frecuentan, realizo objetos artísticos que imitan la estética de platos decorativos ornamentados que ilustran historias, con la intención de representar los detalles íntimos y los pequeños acuerdos que permiten que esas asociaciones existan.»
Natalia Barbieri:
«Participo de la muestra con una obra que se llama La Entrega, que son dos conejos de cerámica sentados en unos banquitos, enfrentados entre sí. Y me queda la sensación de esta muestra, una hermosa sensación, una linda experiencia. Siento que se generó un grupo muy lindo que en muy poco tiempo supo dialogar y resolver y organizar, algo que me pareció muy bueno y especial, y fue clave el papel de Ana Montini, curadora, que eligió un texto que supo expresar y encontrar la esencia de lo que cada artista estaba representando. Supo encontrar la esencia del grupo y ejemplificarlo con un texto propio y un texto citado. Y me quedó resonando hasta incluso días después de la muestra, el título, partes del texto elegido en la presentación y el título de «Madriguera Imaginada», por esto se sintió muy cálido el encuentro. Nosotros estábamos en un salón, en el taller Tacuarí, que es en un subsuelo y me quedó esa sensación de estar realmente en esa madriguera donde afuera había un clima muy hostil, climatológicamente o ideológicamente también. Adentro, en esa muestra, se estaba viviendo un clima súper lindo, amistoso, como un abrazo, donde había música, gente amiga apoyándonos, acompañándonos.
Dejo también el agradecimiento a las chicas del taller Tacuarí, a Sergio, que nos hizo la habilitación y el contacto para ingresar, y a los que vinieron ala inauguración.»
Lucía Pérez:
«Me parece muy interesante en esta muestra, como contactamos con gente que no es del ámbito que conocemos, que tienen otra trayectoria, otros lugares de estudio, otras disciplinas, y a través de un conocido nos convoca, se genera un intercambio con otras miradas.
Me parece que mostrar lo que uno está trabajando y enriquecerme también con otras propuestas, otras miradas… Me gustó el conocer personas que no son del ámbito en que frecuento normalmente. También en este ir juntándonos y agrupándonos, se convocó a una curadora, Ana, que e hizo un trabajo muy lindo, que nos ha ayudado un montón en el armado de la muestra. Y era la primera vez que trabajaba con una curadora, y me pareció interesante el aporte desde su rol. Y también fue muy buena la predisposición del lugar, del espacio.
Me quedo con esa sensación, con la alegría de haber dinamizado un nuevo espacio con nuevas personas y que el día de la muestra fue muy lindo porque convocamos todos a diferentes allegados, caras nuevas en el sentido de compartir.»
Eva Lifschitz
«Una muestra que se construyó de forma colectiva artistas y una curadora que unió en un relato maravilloso «madriguera imaginaria», es un refugio en momentos tan hostiles construir con un otro compartir las experiencias, la obra y el hacer para exponer es más que mostrar una pieza es el accionar de generar espacios de encuentro en comunidad amigxs, conocidxs y desconocidxs que habitan en un espacio y con alegría acompañan. En ese sótano que se volvió madriguera —gracias a la generosidad del Taller Tacuarí— cada obra se enlazó con las demás, multiplicando sentidos y resonancias. Mi aporte fue la construcción de escenarios que dialogan con lo cotidiano y sus agobios: una silla cubierta de ropa, una cama, una casa o un video nacido en la pandemia. Objetos que cargan lo que pesa, lo que duele y se acumula, pero también con un toque de humor lo que nos une en la experiencia común. Madriguera Imaginaria fue, así, tanto un espacio de exposición como un gesto comunitario: un refugio sensible donde el arte se convirtió en encuentro. En lo personal la alegría de ese encuentro me sigue acompañando. ¡Gracias!»
Julián Pons:
«La idea surge desde lo cultural, las ganas de generar grupalidad. Calor y encuentro, en tiempos oscuros las miradas encandilan el horizonte y en ello encuentro una guía. Aprendí así, el Imca y las personas que me recibieron años atrás son el faro. Sin la grupalidad nada se construye. Este equipo se fusionó entre artistas de diferentes ramas y con la cerámica desde lo transversal ya que algunos venimos articulando hace un tiempo. La llegada de nuevas propuestas nos pone en vínculo con el camino de la construcción. Me deja alegría y esperanzas este encuentro, la cooperatividad de cada integrante del espacio tacuari y de la grupalidad de la muestra hicieron de esa noche y los días pasados un gran fervor de ansias de más intercambio, encuentro y creación. La música, los amigos, la familia y las risas se apoderaron de esa sala en el subsuelo. La lectura de «Portadores de sueños» de Gioconda Belli, nos brindó afecto y contención en las miradas, de que estamos en el buen camino. La muestra fue eso.»
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