NOTAS / DIFUSION
Crónicas de un horno por Pablo Campos / 09.2008
 

Si hablamos de espacios verdes deben ser escasas las escuelas de cerámica que estando en medio de una gran ciudad como Buenos Aires, puedan ostentar un inmenso y bello parque como el que crece en la escuela Fernando Arranz.
Entre árboles añosos, plantas, gatos y algunas cerámicas podemos encontrar también algunos hornos a leña.
Uno de ellos, el más grande, fue construído hace cerca de cuatro años según me informé. Se realizaron un par de horneadas, con algunos problemas y no muy buenos resultados, y luego fue abandonado, hasta que a principios de este año, un grupo de alumnos del turno noche decidió ponerlo en funcionamiento.
Reconstruyeron su chimenea, repararon las partes estropeadas e hicieron una primera horneada, de manera intuitiva y experimental.
Creció el entusiasmo, y la segunda horneada, fue más abarcativa. La invitación se hizo extensiva a profesores y demás alumnos, y se realizó una segunda quema de objetos con esmaltes donde participaron un par de docentes y varios grupos de alumnos.
Estuve en la horneada, ayudando a los muchachos, compartiendo la experiencia y realmente fue algo muy lindo.
Recuerdo las palabras de una compañera de trabajo, que tiene más años en la escuela que yo, quien me dijo “hace mucho que no pasaba algo así en la escuela”.
Realmente el clima de trabajo era alegre y distendido. Sano.
El resultado es que varios alumnos siguen muy entusiasmados, quieren aprender más y surgieron las ganas de construir un horno a leña, para alta temperatura, en el año 2009 y ya se están organizando para ello. Ojalá lo logren.
Varias cosas rescato de esta experiencia. El aprovechamiento de tan lindo parque con una actividad relacionada con el hacer cerámico. Y algo muy importante: que cuando la iniciativa es de los alumnos, las cosas generalmente salen bien, siempre y cuando no encuentren estorbos y negativas por parte de docentes o directivos y si un apoyo auténtico. Algo cierto es que los alumnos quieren aprender y, de algún modo, demandan otro tipo de experiencias.
Creo que es bueno, y necesario, para una escuela que sus alumnos se apropien de ella, en el sentido que sean motor de propuestas y transformen en acción sus demandas y no se queden en la insustancial queja. Una escuela debe ser un organismo vivo, donde todos sus integrantes construyan, de manera activa.

 
 
 

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