CERAMICA Y ECOLOGIA / por Julio Gómez - 03/2014
A principios de Marzo de 2013 recibí un mail de una Asociación de
ecologistas que resultó de un desprendimiento de la muy conocida Greenpeace. En el mail se me invitaba a una reunión donde se
debatiría sobre la actividad cerámica y sus implicancias a escala
nacional y global (sic), además me comentaban que habían sido
invitados un grupo de referentes de los principales sectores de
nuestra cerámica y se me solicitaba que confirmara mi asistencia.
Este asunto me pareció muy interesante y les contesté afirmativamente, en un nuevo mail se me informaba que la reunión se
haría la última semana de Marzo, no recuerdo que día, a las 16
horas, en un edificio de oficinas ubicado en pleno microcentro
porteño. Ese día concurrí con puntualidad y me recibieron tres
señores que se presentaron como funcionarios de la Asociacion
de ecologistas, me comentaron que la mayoría de los convocados
a esta reunión se habían excusado, por diferentes motivos, y los
pocos que habían aceptado todavía no habían llegado, convinimos
en esperarlos y mientras conversamos de temas varios. Alrededor
de las 16 y 30 horas sonó el teléfono y alguien preguntó si yo
estaba invitado y cuando le dijeron que si y que ya había llegado
cortó la comunicación sin identificarse, sorprendidos los ecologistas
me preguntaron si tenía idea de quién podía ser y les dije que no,
aunque en realidad si tenía. Cuando eran las 17 horas no había
llegado ningún otro de los invitados y los ecologistas , bastante
molestos, me propusieron dejar todo para otra ocasión pero
opiné que otro día volvería a pasar lo mismo y que ya que estaba
allí podíamos hablar del tema propuesto, al oírme parecieron
aliviados y aceptaron. Después de hacer una reseña de todas mis
actividades en la Cerámica, desde el año 1967 a la fecha, los
ecologistas parecieron muy interesados y me pidieron opinión sobre
como se consideraba, en nuestro medio, a la actividad cerámica
desde el punto de vista de la ecología y su importancia. Desde
hace años ya tengo opinión formada sobre este delicado tema y
les dije que necesitaríamos varias prolongadas reuniones para explicarles todo lo que conocía al respecto, entonces les propuse
comentar algunas experiencias que había tenido y el resto lo
dejaríamos para otra ocasión, aceptaron con entusiasmo y
prometieron volver a invitarme en futuras reuniones.
En la época de mis comienzos en la Cerámica, y Artes del fuego,
nunca se habían planteado, seriamente, los problemas de la
ecología que en esos tiempos era una palabra casi desconocida
entre los ceramistas, entre los cuales me incluyo. Mi mayor
preocupación era de orígen sanitario y mi formación como
técnico químico incluía conocimientos sobre la toxicidad de los
diferentes materiales utilizados, habitualmente, por los ceramistas.
En mi condición de productor y proveedor de insumos cerámicos
tuve siempre la prudencia de advertir a los ceramistas
acerca de los peligros de los diferentes materiales al ser utilizados
sin las debidas precauciones, especialmente en las escuelas y
talleres de enseñanza, la respuesta a mi prédica tuvo variados
matices pero nunca pude digerir que determinados responsables
del uso de ciertos peligrosos materiales optaran por ignorar mis
advertencias por que afectaban sus intereses, algunos dueños
de fábricas se molestaron conmigo por haber explicado a sus
operarios como debían cuidarse en su trabajo y de esta manera
perdí clientes y hasta algunos amigos, en escuelas y talleres de
enseñanza hubo profesores muy enojados con mis consejos por
considerar que los dejaba en situación comprometida con sus
alumnos a los cuales nunca les enseñaron estas cuestiones y
así, con el ocultamiento de esta valiosa información, fuí
testigo de lamentables accidentes laborales que se pudieron
haber evitado. En los últimos años el tema ecológico se ha
difundido, muchas veces como una moda, y ha dado lugar a
las campañas hipócritas de algunos oportunistas que utilizan
este asunto como una bandera para lograr la adhesión de sus
ingenuos seguidores, estos personajes demonizan a ciertos
materiales y/o procedimientos con la evidente intención de
proclamarse como salvadores de la salud pública en vez de
difundir información práctica que permita utilizarlos en
codiciones de máxima seguridad.
Ya al finalizar esta reunión en la Asociación de ecologistas
les comenté que próximamente iba a publicar un estudio sobre
este tipo de maniobras y ellos comprometieron todo su apoyo
para la difusión de las mismas, al despedirme de los ecologistas
tuve la sensación, casi una certeza, de que no iba a haber
ninguna otra reunión y que este intento, como tantos otros
anteriores, resultaría totalmente inútil, hoy, a casi un año de
aquella oportunidad, el tiempo transcurrido parece darme la
razón.
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