Entrevista a JANA PUIG

Retrospectiva

En el marco de la muestra de Jana Puig en el espacio DAWA, entrevistamos a la artista para conocer más de sus numerosas actividades y consideramos importante comenzar por sus tareas docentes e institucionales:

RC: Cómo es tu relación con el Instituto Municipal de cerámica de Avellaneda?
Jana:
Hoy soy Coordinadora de talleres, y Docente en la carrera, en decoración y moldería. Más allá del amor a la cerámica, que es lo que me acercó a la escuela, tengo a mis docentes que me dejaron todo lo que tiene que ver con el oficio: Alejandra Bernardi, Marta Midaglia, Norma Clementoni, Susana Cortés, Emilio Villafañe.
En principio estuve al lado de ellos de manera colaborativa, me ayudaron a comprender cómo funciona la institución, me enseñaron el valor de lo “público”, cómo resolver problemáticas institucionales o con los alumnos, y de a poco me fui dando cuenta de que en realidad me estaba preparando para la gestión. Cómo entender y pensar la escuela como institución me abrió la cabeza acerca de muchos temas. Gracias a ellos, que son mis referentes, comprendí que lo más importante es que los proyectos se realicen y permanezcan en el tiempo.

RC: Nos recordás un ejemplo?
Jana: La escuela, con su alumnado, junto a otras instituciones y organizaciones trabajó en murales y señaléticas que forman parte del día a día de Avellaneda y sus vecinos. Hace unos meses, por ejemplo, logramos finalizar un proyecto muy grande, tanto en tamaño como en tiempo, que fue el de señalizar el sector 134 del cementerio de Avellaneda, lugar de la primera fosa común. Un espacio en el que antropología forense reconoce desaparecidos, se retiró 600 cuerpos de este lugar. Pasaron muchos años y muchas gestiones con distintas instituciones, hasta se logrará que el sector esté en exhibición pública, señalizado con cartelería realizada por el Municipio y puesto en valor por un gran monumento que lo realza, es un mural lleno de flores “Nomeolvides” y » Siempre vivas», también logramos que el municipio ponga en valor a la morgue, ahí es donde se puso el mural(VER). Mediante este tipo de proyectos comprendí que “la gestión no se abandona”.
Este año en una línea similar realizamos un monumento a Lohana Berkins en conjunto con otras instituciones. Lohana era una activista travesti, que militaba por los derechos de la comunidad LGTBIQ+ que en Avellaneda formó una cooperativa Textil para sacar a las chicas trans de la calle. Este proyecto lo iniciamos junto al HAROLDO CONTI, el Centro Cultural ubicado en la ex Esma, la Municipalidad de Avellaneda, y gente de Provincia y Nación que aportaron los materiales. Todos coordinados por el escultor Gabriel Baggio, que trabajaba dentro del secundario trans «MOCHA CELIS» donde realizaron el diseño del mural. Al concluir el trabajo, el monumento se emplazó en la calle MUJERES ARGENTINAS.

RC: También hubo una actividad relacionada al profesor Luis Pardini?
JANA: Sí, en la ex Esma, fue maravilloso, después que fallece Luis Pardini, Emilio Villafañe por medio de Amanda, la esposa de Luis, nos acerca una imagen de un obra que Luis hacía con unos pañuelos de las Madres de Plaza de Mayo, unas pequeñas esculturas que les llevaba a las Madres para que ellas dispusieran. Amanda en ese momento le pide a Emilio la posibilidad de institucionalizar este gesto, y durante dos años reconstruimos la matricería y moldería de estas piezas para producirlas con los alumnos en la escuela. A través de Derechos Humanos de Avellaneda, me contacté con Tati Almeida, quien nos invita a participar, con los alumnos, en un acto oficial realizado el «Día Internacional Del Detenido Desaparecido» en la casa de Madres Línea Fundadoras. Entregamos la mayor cantidad posible de estas piezas ese día, las madres y las abuelas nos estaban esperando con una mesa de comida, estuvo presente el Ministro de Educación y otros funcionarios. Fue muy emocionante.

RC: Cómo es tu mirada de la Escuela en la actualidad?
Jana: La Escuela creció muchísimo en estos últimos 4 años, en los que el gobierno de la provincia nos ha devuelto y aumentado los subsidios que nos habían sacado en la gestión anterior. Seguimos contando con el profesorado, la tecnicatura y los cursos extra programáticos históricos. Ahora tenemos las dos carreras por separado y ampliamos el horario, la Escuela funciona todos los días desde las 14 hasta las 22hs, creció la planta docente que es 66 docentes al día de hoy, con una matrícula de casi 800 personas. 
Por un tiempo estuvimos con la rectora, María Fernanda Castro, y yo que soy la Coordinadora de Talleres, trabajando solas en la escuela hasta que se fueron cubriendo los cargos, porque se jubilaron todos los docentes históricos al mismo tiempo. Cuando se cubrió el plantel directivo, llegó la pandemia. Hubo un período de re adaptación en el que costó mucho volver a “institucionalizarse”, recién ahora estamos notando cómo que la gente se adaptó en este sentido. 
Respecto a mi labor en particular es múltiple y dinámica por las exigencias de la escuela, hay mucha gente, con proyectos y necesidades diferentes trascurriendo en simultáneo. La institución crece todo el tiempo y tiene demandas de espacios, de máquinas, de materiales…
Por mi parte, me hice cargo de las funciones relativas a coordinación de los talleres y gestionar todo lo que tiene que ver con lo social y la comunidad, centros culturales y los hogares que tienen taller.
Reconozco por sobre todas las cosas que mis tareas la realizo con mucha independencia porque tengo unas rectora y directora que me apoyan y me lo permiten, son super abiertas, la escuela creció mucho y tenemos que repartirnos la tarea.
También hay que destacar que todo lo que gestionamos con el apoyo del Municipio que también nos ayuda en la gestión.

RC: Algún nuevo proyecto fuera de los habituales?
JANA: Me gustaría comentar que antes de la pandemia conocimos a José Aguilar, de la empresa Ferrum. El es el técnico jefe en hornos, nos visitó en un simposio, se enamoró de la escuela. Con José entablamos una muy buena relación, él ya tiene 40 años en Ferrum y una visión muy empresarial de la cerámica sanitaria, es una de las empresas de cerámica más grandes del país. Nos dimos cuenta que no se tenía en cuenta el perfil empresarial en nuestros egresados, entonces se nos ocurrió proyectar una colaboración entre la Escuela y Ferrum para compatibilizar ambos intereses. En este momento logramos un acuerdo entre el Municipio, Ferrum y la Escuela para que los estudiantes de nivel superior de la Tecnicatura, puedan realizar pasantías en Ferrum, y ya hay dos estudiantes cumpliendo tareas en sus laboratorios.
Esto nos dio la posibilidad de comenzar a plantar en nuestros egresados y egresadas la semilla de la industria en la cabeza, porque en la cerámica también conviven la artesanía, el arte y la industria, así fue como potenciando la formación técnica en la carrera le dimos otra posibilidad al perfil de egresado, mejorando sus expectativas laborales.
Fruto de este cruce además nos invitaron a participar de un curso de cerámica sanitaria a cargo del ingeniero Rodolfo Fernández Dossi. Es imprescindible en mi opinión tomar estos cursos para comprender los procesos cerámicos industriales, que tienen una temática específica, y necesitamos conocerla.
En mi caso particular, estoy entendiendo muchas cosas, que nos son muy útiles a los artesanos, para controlar las variables de las materias primas que están en el mercado, y que habitualmente dificultan nuestra tarea. Es conocido por todos los artesanos de nuestro medio la falta de uniformidad en la calidad de los materiales que utilizamos y necesitamos de nuevas herramientas para optimizar el uso de las mismas.

RC:  La parte industrial siempre estuvo muy disociada de la función de las escuelas de cerámica…
JANA : En la Escuela tenemos una buena Formación en Tecnología, se prueban todas las materias primas, comerciales y se vuelven a controlar en productos terminados. Procedimiento que realiza la industria el cual ya forma parte de nuestra currícula.
Cuando me relacioné con José Aguilar, polemizamos bastante para encontrar puntos en común porque la ideología empresarial es muy distinta a la de la escuela pública.

RC: Entre tanta tarea a realizar, no debe ser fácil diferenciar la docencia de tu trabajo personal y también de lo artístico?
JANA: Me queda poco tiempo para mi producción cerámica, pero tenemos un emprendimiento familiar, Mariano, mi pareja, es el matricero y moldero de Moldes MC y nuestra hija Abril nos maneja las redes sociales. 
Desde mi materia en la carrera, como tengo muchos años de producción de distinto tipos, elijo enseñar a los alumnos todo lo referido a la producción en un taller artesanal. Legar la experiencia.

RC: Nos comentaste que participaste en el encuentro de Merlo…
JANA:
  El encuentro de Merlo “Barro de la Patria Grande” fue una fiesta maravillosa de unión entre pueblos hermanos. Me convocó Silvia Carbone, junto con los compañeros ceramistas de Argentina vino una gran delegación de Bolivia y del Perú, estoy más que agradecida (VER). Ahí me contacté con el “Instituto de tecnología Minera”. El Instituto ofrece capacitaciones a artesanos para tener conocimiento de cómo resolver problemas con los materiales. Ya estamos en contacto desde la escuela, este es otro proyecto que vamos a implementar a partir del año que viene, comenzando primero por la capacitación a los docentes.

RC: Y sobre tu obra personal?
JANA: Siempre mi motor es el legado que me dejó Emilio Villafañe, él dice que si uno está al frente de una institución o es docente no puede dejar de producir porque es la única manera de no burocratizarse. Por eso, siento que tengo la necesidad de presentar siempre obra en el salón docente, es una de mis prioridades, necesito estar ahí respaldando con hechos lo que digo todo el año con palabras. 
He trabajado muchos años con mi taller, con alfarería, haciendo bizcocho, colada, trabajando para terceros, para ferias, hoy tenemos el emprendimiento de moldes, y logré tener un tallercito con un horno pequeño. Durante toda mi vida fui mezclando mi trabajo con alguna producción para el salón docente, después me fui animando a algún Salón Municipal, también empecé a producir para el Salón de la Mujer, y eso era lo que me incentivaba, me es placentero y divertido. 
En un principio me preocupaba mucho por la excelencia cerámica, perfeccionaba el tratamiento de superficies, el esmalte quería que fuera formulado por mí, pero con el tiempo y con la seguridad que uno va adquiriendo con sus principios, me di cuenta que tenía que jugar y hacer lo que quería, la excelencia en la cerámica la dejo para la tetera, la taza, el vaso, lo utilitario… y me puse a jugar con mucho placer. Hasta que no exponés y no está el espectador, no sabes lo que el otro recibe, entonces no podés cotejar si estás mandando el mensaje correcto.
Este año reuní una cantidad de producción nueva sumando lo que venía produciendo, le pedí a la Escuela el Salón Blanco, porque me di cuenta que llevaba veinte años haciendo estas cosas, veinte años de cosas guardadas, y puse en valor toda mi obra e hice una Retrospectiva. Y creo que hasta yo me asombré de lo que había hecho, de lo que generaba, de lo que pasaba y cómo lo había conseguido. Esta sala fue muy particular, porque la pude ambientar con la estética que buscaba, con una música acorde que generaba emociones, pude armar como si fuese “un templo”.

RC: En esta retrospectiva fue la primera vez que viste la conexión de tu obra con la gente?
JANA: Sí, porque mi obra siempre aparecía como parte de un salón, con obra de otros artistas, entonces si bien causaba impacto, generaba cosas, tenía devoluciones, estaba inmersa en un contexto de un montón de estéticas diferentes y diversas. En mi retrospectiva, el discurso era sólo uno, con un texto de sala que me escribió Florencia Melo muy acorde y muy descriptivo. 
De hecho, cuando Florencia me empezó a hacer preguntas para entender y así poder escribir el texto, me ayudó a entenderme a mí misma. La mayoría de mis referentes están en la literatura más que en las artes visuales, entonces decidí exponer un fragmento de Mariana Enriquez que creo describe lo yo siento. Inclusive gente muy afín a mí y que me quiere mucho, no me entendía y con esta muestra me entendió. Esto me llevó a otros espacios, me sacó del IMCA, y me expuso a otras miradas en las que ya el cariño no estaba de por medio. La muestra completa, se expuso tres meses en el hall del UNDAV, y me fui enterando todo lo que pasó, fue fantástico! llegaron a hacer una polémica y una discusión dentro de las clases, en la clase de Gestión Cultural han llegado a discutir docentes con alumno.
En DAWA me está pasando lo mismo, pude hablar con gente que la estaba recorriendo y me encontré con miradas completamente distintas, mucho rechazo… yo tengo una crítica explícita a la iglesia, que antes disimulaba, pero ahora no. 
Cuando preparé la muestra para Merlo, por ejemplo, quise hacer un niño rey mendigo y me terminó saliendo un niño Papa, y como ya lo había hecho, también hice un niño cardenal para llevar a Dawa.

RC: En la bienal de Merlo también hiciste una actividad con la gente…
Jana:
Sí! Llevé un montón de cuerpitos de nenes desnudos con sus lágrimas negras, también llevé telas de colores y costureros e invité a la gente a amortajar su propio niño… y la experiencia fue abrumadora! se acabaron los cincuenta rapidísimo! esos cincuenta bebes amortajados quedaron en el Museo de Merlo, los puse en unos carros que son como si fueran de juguetes simulando un tren de carga con pequeños muertos. En esa actividad me encontré escuchando lo que le pasaba a la gente, una señora mayor, enojadísima con la pedofilia, vistió con una bolsita muy abierta a su bebé, y como yo los amortajo y los ató como aguayito de la cultura de los pueblos originarios del norte, esta señora me dice “yo no lo voy a atar, porque la muerte ya lo liberó”. Fuertísimo…

RC: Cuál fue tu impresión sobre lo que les pasa a los espectadores con tu obra?
Jana:
Algunos la entienden y otros la rechazan…pero moviliza y conmueve. Un matrimonio, en DAWA, que no lo entendía pudo conectar más cuando les conté del relato de Mariana Enriquez, “La Rambla” sobre los niños invisibles de Barcelona, niños muertos que fueron mendigos y hoy, la creencia popular, dice que ven a los niños pululando por la ciudad, que te tocan y te dejan olor a muerto.

RC: Qué técnica utilizas para producir tu obra, antes de la intervención?
Jana: 
Trabajo con moldes, algunos moldes los conseguí hace muchos años, los duendes, ángeles, los niños de comunión, típica moldería de souvenir de las comuniones de los años 70, y otros los saco de muñecos antiguos, de unas muñequitas coleccionables de cuando yo era chica. Trabajo por colada o a veces por prensado con esos mismos moldes y después no hago tratamiento superficie, sólo la lágrima negra, que es pigmento con flux.
Juego mucho con ensambles de objetos, la herrumbe me fascina, el óxido de los metales me parece lo más bello que hay sobre el universo y voy por la vida juntando fierros, que luego busco cómo combinar.

RC: en esta muestra en DAWA, aparece mucho hilo, bobinas de hilo…
Jana:
La parte de la costura también está dentro de mi obra, cuando yo era chica la costura era algo de mujeres, la que compartí con mi mamá, me gusta mucho jugar con la costura, fue un tema heredado… estos hilos viejos también los recibí cuando me regalaron una máquina de coser antigua, los hilos están podridos, pero yo los guardo y en algún momento los incorporo en alguna obra.

RC: qué temáticas te preocupan para expresar con tus obras?
Jana: la niñez, sobre todo el trabajo infantil y los talleres clandestinos. Me impactó mucho, años atrás, una noticia de que se había prendido fuego un taller en el que se murieron adultos, padres que estaban esclavizados en ese taller, y también los pibes, niños inocentes y vulnerables.

RC: y la religión…
Jana:
sí! los anillos se llaman “hasta que la muerte los separe”, el niño cardenal, el niño virgen, hay seis obras que forman un viacrucis pero que cuenta otra historia… Siempre me impresionó la iconografía católica, que inculca temor, culpa, me resulta horrorosa, si uno se pone a analizar fríamente la imagen del cristo crucificado, torturado, con la sangre cayéndole por la corona de espinas, clavado en la cruz… yo me crié con estas imágenes, visitando los cementerios porque “la muerte era una obligación”. Mi mamá se tomaba el trabajo de pasar todos los muertos de tierra a nicho de nicho a bolsa, trasladarlos en colectivo, viajando por horas, para llevarlos al cementerio de la zona donde vivíamos… como el personaje de “Cien años de soledad”, Amaranta, que va con la bolsa de huesos de la familia, por eso la literatura me evoca un montón de situaciones de mi vida, normalizadas, el Espíritu Santo, ese pajarito arriba de la cabeza de la gente, siempre me superó… y los represento como los pajaritos que le comen los ojos a los chicos…Yo respeto la creencia de cada uno pero que no me quieran inculcar culpas, que no quieran meterse en mis leyes, yo quiero abortar porque mi cuerpo es mi derecho, yo quiero que mi hija tenga educación sexual integral en la escuela, yo quiero que la juventud se ponga un profiláctico para no morirse de sida, y si la iglesia está interviniendo en estas cosas, me molesta la institución, que se mete en mi vida y en la vida de la gente.

RC: proyectos ó ideas para el futuro?
JANA: me quiero jubilar! me veo haciendo más obra y más taller, pero necesito jubilarme de la gestión en la escuela.