El arte es la memoria hecha pública. A la larga, el tiempo gana. Los libros se convierten en polvo, los negativos se deterioran, los discos se desgastan, las civilizaciones se queman.
Pero mientras el arte perdure, una canción, una visión, un pensamiento o un sentimiento que alguien alguna vez creyó valioso conservar se conserva y se puede compartir. Otros pueden decir: «Yo también lo siento».
David Mitchell, Avenida Utopía
¿Cuál es la función de un mural? ¿Qué significado encierra plasmar una parte de la historia en los espacios públicos?
Para las artistas Sonja Vitulić y Bibiana Iralde, un mural en el espacio público tiene un propósito claro,necesario e imprescindible: recordar, mantener la memoria y viajar a través de nuestra historia para aprender de ella.
En la intervención artística que realizaron en el anfiteatro del Centro Cultural Provincial de la ciudad de Rawson, provincia del Chubut, el objetivo iba más allá de embellecer, era resignificar ese espacio y dar forma a la idea que finalmente constituye este nuevo mural: homenajear y activar la memoria colectiva en tiempos de olvido.
En el trabajo de las artistas se ven reflejadas las luchas de los trabajadores de la fábrica Lozadur desaparecidos durante la última dictadura militar, la tenacidad de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, el sacrificio de aquellas trabajadoras pioneras que perdieron la vida en una fábrica en Nueva York, y la batalla constante de las comunidades por la igualdad de género y las diversidades.
La técnica elegida, el mosaiquismo, con su naturaleza fragmentaria y sus miles de teselas, se erigió como la metáfora perfecta para su trabajo: la memoria, después de todo, se construye con miles de pequeños trozos. Entre 2023 y 2024, durante meses, las artistas trabajaron en la integración del espacio, bocetando ideas, cortando y esmaltando cada diminuta pieza para condensar en cada centímetro un nombre, una fecha o una figura significativa. Convirtiendo cada tesela en un eco de la lucha de trabajadores cerámicos, mujeres y referentes sociales. El mural se inauguró el 25 de mayo de 2024.
En el proceso de investigación y recopilación de material, Iralde y Vitulić lograron contactar a Bernardo Veksler, quien en su juventud trabajó en la empresa Lozadur y pudo relatar de primera mano los sucesos de aquellos años oscuros en los que sus compañeros fueron secuestrados y desaparecidos. Gracias a su testimonio, las artistas pudieron reflejar fielmente la historia de ese grupo de trabajadores. Tras el fallecimiento de Veksler en enero de 2024, se decidió colocar su nombre junto al de sus compañeros, como un homenaje y un profundo agradecimiento por su valioso aporte a la obra.
Para Iralde y Vitulić, es una profunda satisfacción que este anfiteatro, un espacio naturalmente destinado a la representación artística, sea también un lugar que, a través de su obra, convoque a la reflexión y a la memoria como un ejercicio ciudadano esencial.
»Nuestra combinación de técnicas es también una declaración de intenciones: asegurar que esta memoria, trozo a trozo, permanezca. Cada pequeño fragmento es una promesa de permanencia ante el paso inexorable del tiempo que, como señala Mitchell, a la larga, siempre gana» afirman las creadoras.
La memoria y la lucha social son el hilo conductor de este nuevo mural que recorre distintos hechos y personajes históricos, permitiendo dibujar en la mente del espectador una imagen con un peso significativo y una gran consistencia artística.
Cada parte de este mural que acompañará a la comunidad de la capital chubutense no solo reafirma la convicción de las artistas, Sonja Vitulić y Bibiana Iralde, de ser parte de esta memoria pública construida desde el arte, sino que formará parte del patrimonio cultural que el Centro Cultural Provincial pone a disposición de los ciudadanos construyendo herramientas culturales que permiten a nuestra sociedad pensarse sobre una plataforma tan poderosa como el arte con compromiso social.
MAS: https://youtu.be/Xn8oTpXiztY?si=CT3hurneRYiyRSj-
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