ISAAC DIAZ PARDO Y FERNANDO ARRANZ

Por Graciela Scocco

Con motivo de la reciente pérdida del valioso artista e intelectual gallego, nuestro apreciado Isaac Díaz Pardo, no vamos a referirnos a él repitiendo los datos de su biografía, ni enfatizar circunstancias que tuvo que superar a lo largo de su vida. Queremos valorar como ceramistas el importante legado que él dejó para la historia de la cerámica en la Argentina sobre este aspecto, y mencionar la estrecha amistad que lo ligó a Fernando Arranz, amistad que nutrió y enriqueció a ambas personalidades.

Díaz Pardo, como pintor y ceramista trató con gran amistad a Arranz en sus diversas estadas bonaerenses, apreció su arte y se puede percibir que como españoles ambos tenían en común la misma mirada hacia sus raíces y la misma necesidad de libertad de expresión cultural, porque para Díaz Pardo, según sus palabras:
“Arranz nace artísticamente al lado de lo que hay en España, en una de las épocas más impuras de nuestro arte, pero rápidamente se pone en contacto con las ramas que aún conservan alguna vida, muy poca, del que fue el gran árbol de la cerámica española y aprovecha de ella las condiciones mínimas para que su arte no salga de madre. Esta conducta bastaría para poner de manifiesto su autenticidad. No nos vale todo lo nuevo si además de nuevo no es nuestro.”

Esto escribió de nuestro artista en el periódico La Vanguardia española el día 23 de noviembre de 1969, luego de haberlo evocado en imágenes de Segovia junto a Antonio Machado y Emilio Barral., al enterarse del fallecimiento de su amigo ceramista madrileño acaecido en Buenos Aires.
Recordamos que en 1955, Isaac Díaz Pardo viajó por primera vez a la Argentina, pues como un gran número de intelectuales y artistas gallegos emigraron a nuestro país para poder desarrollarse culturalmente libres, pues en esos momentos era imposible hacerlo en Galicia.
En Galicia Díaz Pardo había comenzado a expresarse como artista ceramista en 1949 y creado la fábrica de cerámica llamada Cerámicas del Castro en el lugar del Castro de Samoedo (provincia de la Coruña). En este emprendimiento utilizó tierra gallega y caolines puros de la zona. Su producción limitada sacaba originales de artista, pero ya en 1952 tenía un gran número de trabajadores.
Estando ya en Argentina en 1955, junto a otros exiliados radicados aquí, como Luis Seoane y el arquitecto Andrés Albarat, se conecta con Fernando Arranz y comienza entre ambos una estrecha y recíproca amistad.
Junto a los amigos gallegos mencionados Díaz Pardo crea el Laboratorio de Formas, el que se transformaría en el origen de la recuperación de la famosa fábrica de Sargadelos de Galicia. Ese laboratorio se creó con el objetivo de rescatar el estudio de las formas del pasado y las que continuaban vigentes y sobre todo la memoria histórica de Galicia: técnica, estética, conocimiento y espíritu de empresa se aunaban en el propósito. A raíz de ello crea ese mismo año en Argentina, en Magdalena, a 100 km. de la ciudad de Buenos Aires, la fábrica de porcelana “La Magdalena”.
Esta fábrica tuvo una estructura de trabajo circular y los obreros rotaban en sus funciones pasando por todas las tareas e intervenían también en las de creación de diseño. Allí las formas clásicas del arte gallego se transformaban en modernas sin perder el espíritu autóctono, pues siguiendo los pasos de la fábrica alemana de Bauhaus este grupo de intelectuales y artistas había creado este Laboratorio de Formas. La fábrica La Magdalena funcionó en nuestro país hasta el año 1980, pero ya Isaac Díaz Pardo había puesto en marcha el grupo Sargadelos en Galicia, inaugurando la segunda etapa de la fábrica Sargadelos (la primera etapa 1804-1875 en el siglo XIX), y podemos decir que esta segunda etapa de la famosa fábrica nace en Argentina en 1955 con la creación del Laboratorio de Formas.
Esta nueva Sargadelos se incluye en un proyecto que aúna lo empresarial y lo cultural y el éxito económico con la cerámica se trasuntó en empresas culturales fundando museos y editoriales y recuperando instituciones de la cultura y estudios Gallegos, reivindicando de esta manera a las mejores figuras de la cultura gallega. En 1964 Isaac Díaz Pardo escribió y editó un pequeño libro sobre la biografía de Fernando Arranz, hasta el momento es el único que existe sobre esta personalidad tan importante en nuestra historia de la cerámica.
Además de honrar la memoria de Isaac Díaz Pardo enfatizamos la importancia que tiene para nosotros el haber recibido en nuestro país a estas dos personalidades y al recordarlos destacamos que sus huellas de espíritu y ejemplo a seguir no deben perderse, pues son una guía para todos nuestros ceramistas.