Durante el 2025, la Escuela Nacional de Cerámica de México ofrece una serie de talleres a cargo de destacados artistas argentinos, con el objetivo de fortalecer los lazos que celebran la riqueza y diversidad de las culturas americanas. En ese marco, la artista Victoria Morando estuvo a cargo del segundo taller intensivo, enfocado en la creación de vasijas escultóricas.
Durante el desarrollo del taller, Morando nos comparte ideas, sensaciones y experiencias que atraviesan estos días de trabajo colectivo.
“Queremos aprovechar este tiempo que es muy precioso para poder profundizar en las piezas que vamos a realizar, eso es lo que nos guía”, señala, durante los días de trabajo, la dedicación es plena: “Terminamos el taller, tenemos un pequeño espacio, luego la cena y listo, a descansar. Así que es una concentración muy fuerte”.
Cada participante trabaja en una pieza y la primera experiencia en el taller es un ejercicio inicial: “es un modo de experimentar la forma de trabajar, porque si bien la mayoría de los alumnos tienen experiencia, estas técnicas proponen un diálogo distinto entre el barro y las manos”.
Esta primera instancia les permite facilitar el encuentro con los materiales desde la exploración sensorial: “Usamos mucho el modelado a través del pellizco, con las yemas de los dedos, el paleteo… verdaderamente es una exploración, hay que hacerlo para ir comprendiéndolo”.
El desarrollo de la segunda semana continúa con una jarra escultórica, una pieza que tiene función pero también un fuerte componente expresivo. Construímos un horno efímero con ladrillos apoyados, y retomamos el trabajo con la tercera propuesta: un brasero escultórico. El objetivo fue terminar las piezas para la horneada final.
En el proceso de creación de la jarra escultórica, se fue compartiendo información sobre culturas del noroeste argentino y se proyectaron imágenes.
La posibilidad de distribuir el trabajo y el aprendizaje a lo largo de 15 días fue una de las riquezas del taller: cada mañana se dedicó a una cultura diferente.
Para el proceso de la creación del brasero el recorrido comenzó con la cultura Valdivia, en Ecuador, y continuó con las figurillas de Caral, para acercarnos al noroeste argentino, con un foco especial en la zona de Córdoba.
En torno a las figurillas de la cultura comechingón se propone también una dinámica especial: trabajar en el suelo, en círculo. Esas figurillas se trabajarán para luego ser aplicadas sobre el cuerpo del brasero. La propuesta es que ambas piezas —la jarra escultórica y el brasero— se integren en un tótem escultórico. Al componerlas de este modo, la obra adquiere otra dimensión. Las piezas tienen una función concreta, también logran trascender ese uso: se convierten en una obra escultórica en sí misma.
Los participantes llegaron de distintos lugares: Estados Unidos, Colombia, Argentina y el resto del grupo está conformado por personas mexicanas y una alumna francesa que vive en México.
Victoria es la primera vez que viaja a México, la recibió el equipo de la escuela: Eugenia Sánchez Toledo, Carolina Romero y David Aceves Barajas, el director. Cada día estuvieron combinando salidas para conocer algunas muestras de arte y otros lugares de Guadalajara, intercaladas con entrevista con diarios, radio y televisión.
Fue una experiencia intensa, pero también algo que ella deseaba vivir.
El factor humano, los vínculos y la forma en que todos se conectaron fue fundamental: sentir la energía grupal, tomar conciencia de que están emprendiendo un viaje juntos y que se están apoyando. Nota una gran receptividad, algo que considera fundamental al encontrarse con un grupo. La forma en que está estructurado y organizado el taller se percibe claramente: todo está dispuesto para que las personas puedan concentrarse y dedicar su tiempo al trabajo. Están en un lugar hermoso, rodeado de un entorno natural. Las sierras, el canto de los pájaros, el verde que lo envuelve todo: cada detalle contribuye a una experiencia muy placentera.
Todo esto se traduce en un gran intercambio, en una verdadera nutrición mutua. Las personas del taller se llevan algo valioso que les sirve para transformar su práctica, y ella se lleva un bagaje enorme de cosas nuevas. Es un intercambio total.