Hacia fines del año pasado me llegó información de un tema técnico que se presentaba con el nombre de «Técnica de reducción post cocción con soplete». Cuando leí el procedimiento indicado pude ver que se proponía utilizar un bizcocho, poroso, al cuál se le aplicaban varias manos de cera líquida incolora, a continuación se colocaban hojas frescas (supongo que de alguna planta) sobre la cera y después se envolvía con varias capas de papel, finalmente se cubría todo con papel de aluminio. Una vez completado el paquete se lo calentaba, girando en una torneta, con un soplete de soldador. A medida que aumentaba la temperatura el papel se va quemando y lo último que se quema son las hojas (frescas) que van a dejar su imagen impresa sobre la pieza (en negativo).Esta técnica es una de las tantas variantes de decoración por ahumado que se basa en impregnar la superficie porosa de una pieza en bizcocho con las finas partículas de carbón presentes en el humo producido.
Los diseños se obtienen cubriendo zonas con una “reserva” apropiada (en este caso las hojas).
Hasta aquí todo bien, pero por qué causa se oferta esta técnica como de reducción si en realidad es todo lo contrario (oxidación). Será que la reducción , en nuestro medio, tiene más prensa que la oxidación o solamente es un error conceptual de su autor (o divulgador)
Repasando el concepto de óxido-reducción en química vemos que:
Oxidación es el proceso en el cuál a una sustancia se le adiciona, por reacción química, alguna cantidad de oxígeno.
Reducción (Desoxidación) es el proceso inverso y vemos que consiste en reducir y/o eliminar alguna cantidad de oxígeno de una sustancia que lo contiene.
En el caso de la técnica a la que hacemos referencia vemos que al calentar la pieza quemamos (por oxidación al aire) el papel utilizado. Si la combustión (oxidación rápida) fuera completa la celulosa del papel desprende agua y anhídrido carbónico pudiendo quedar trazas de otros componentes en forma de ceniza. Pero en este caso observamos que la presencia del papel de aluminio (cubierta exterior) y de las tres vueltas de papel recomendadas dificultan el acceso de aire (oxígeno) a las capas interiores y se produce, de esta manera, una combustión incompleta con producción de humo que contiene partículas de carbón y monóxido de carbono. Algunas de las más finas partículas de este carbón se alojan dentro de los poros de la pieza (excepto donde hay reservas) y colorean los diseños y si el humo desprendido tuviera la temperatura necesaria continuaría su oxidación hasta convertirse en anhídrido carbónico. Pero en esta técnica (sin horno) el humo se enfría rápidamente y se diluye en la atmósfera.
Hasta aquí pudimos observar distintos grados de oxidación y ninguno de reducción(donde algún compuesto pierde parcial y/o totalmente el oxígeno contenido) y esto nos permite asegurar que este tipo de técnicas de ahumado(fuera del horno) son de oxidación.
La excepción puede ser la cerámica tipo raku (en su versión occidental) donde la alta temperatura retenida por la pieza, sacada al rojo , permite el proceso de reducción (desoxidación) de algunos óxidos presentes.