En los últimos tiempos he recibido variadas consultas sobre las mal llamadas “pastas autofraguantes”.Este tema se ha instalado, también, en algunos foros cerámicos vía internet y hasta ahora solamente ha producido confusión y malentendidos.
Para tratar de analizar, y poner en claro, la validez de su denominación empezaremos por definir el término “fraguado”.
Buscando en la amplia bibliografía existente podemos, promediando opiniones, decir que el fraguado es un proceso físico-químico donde un compuesto líquido y/o pastoso se consolida pasando al estado sólido. En todos los casos de fraguado (genuino) el compuesto básico es activado por agentes externos que promueven las reacciones físico-químicas necesarias para completar el proceso. Estos agentes externos pueden ser agregados reactivos y/o procesos térmicos. Como podemos ver no hay procesos de “fraguado” sin estos agentes y por consiguiente no existe el “autofraguado”. En el caso de las incorrectamente denominadas “pastas autofraguantes” podemos observar que su material básico es el cemento Pórtland (el común de construcción) que necesita ser hidratado para su fraguado y se clasifica entre los “cementos hidráulicos” donde el agua es el agente externo (reactivo) que promueve su consolidación. La palabra “autofraguante” no existe en el idioma español (según el Diccionario de la Real academia española) y es solamente un neologismo aplicado, en estos casos, a un error conceptual.
Aclaración:
Hay procesos de consolidación por deshidratación (secado) y/o evaporación de solventes o diluyentes pero al no producirse reacciones físico-químicas no se pueden considerar como “fraguados” y en el caso de los procesos cerámicos donde tenemos un compuesto líquido (barbotina) y/o pastoso (pasta plástica) debemos, en primer lugar efectuar su secado para lograr la consolidación y observando esta secuencia vemos como escapa del concepto de “fraguado”.