El 11 de diciembre de 2021, en el marco de la reapertura del Museo Comunitario Isla Maciel, el colectivo Olleras Cooperativas y el Taller Tierravieja se inauguró una muestra en conjunto además de la proyección de un documental de Olleras y el desarrollo de una horneada en la orilla del riachuelo próxima al museo.
La ceramista Adriana Martinez, nos envía esta información:
El Museo que se encuentra en la misma Isla, al otro lado del riachuelo, de La Boca y que ofrece entre varias cosas, la posibilidad de acompañar a visitantes en una caminata por los murales pintados en diferentes épocas por diversos muralistas y diseminados en sectores tiene una impronta de trabajo colectivo que nos convoca a participar de algunas de sus actividades como en este caso la reapertura luego del tiempo de pandemia donde permaneció cerrado.
Olleras Cooperativas somos un colectivo de mujeres ceramistas urbanas que desarrollamos nuestro oficio desde una perspectiva de raíz precolombina y una compañera fotógrafa quien registra nuestro trabajo y lo comparte en redes. Somos Manuela Martignone, Suki Naim, Laura Sala, Vanesa Robles, Adriana Martinez, Viviana Sansón y Julia Robles (fotógrafa).
Tierravieja es un taller regular a cargo de Adriana Martinez, donde cada miércoles trabajamos con horario desacotado.
La muestra, específicamente cuenta con dos propuestas, por un lado, Olleras ofrece la posibilidad de un recorrido por diferentes formas de ollas de los pueblos preexistentes en América para pensarlas como respuestas a necesidades actuales e interpelar sobre los límites de lo utilitario y lo artístico. Además hay un conjunto de ollas realizadas a partir de maquetas de viviendas de culturas precolombinas andinas en relación al tiempo de encierro que nos tocó vivir. También compartimos, en la muestra, una horneada y comida como lo hacemos siempre en nuestros encuentros, para acompañar la relativa quietud de la muestra con el dinamismo de la acción. Y en esto de la significación de los fuegos, anduvimos iluminándonos con el colectivo de los Constructores del Fuego.
El trabajo de Olleras, se acompaña con este texto:
“Venimos de un tiempo donde nos fueron vedados los abrazos y las cercanías y debimos quedarnos en casa como prácticamente única posibilidad de enfrentar a un virus que acechaba afuera… Universo vuelto para adentro y el otro solo posible en la virtualidad. Claro, para quienes material y culturalmente pudimos habitar los adentros, porque para muchos y muchas fue imposible y entonces, las realidades mostraron abismos. En la medida en que la naturaleza sea considerada como materia prima inerte por la humanidad endiosada, capaz de todo en su incapacidad de comprender la ecodependencia, volveremos a los 20/20 una y otra vez…. Desde maquetas de casas de antiguas culturas construimos un barrio de ollas, silencioso y distante apelando a la construcción de consciencia y memoria. Nos necesitamos cerca, abrazadas, nos necesitamos compartiendo el oficio desde el cuerpo y la piel, seamos artífices de esa construcción y de mantener abiertas las puertas para entrar y salir.”
Desde el Taller Tierravieja compartimos un relato visual como resultado luego de un viaje de estudio a Catamarca, en el 2021, que realizamos Luciana Azcárate, Sarah Paraire, Manuela Martignone, Cristina Espiso, Azul Cian, Ester López, José Campo, Laura Sala y Adriana Martinez. En este viaje tuvimos la posibilidad de registrar, estudiar y replicar piezas originales, en los museos o sitios arqueológicos del territorio donde se expresaron los ceramistas de la aguada, ciénaga y condorhuasi entre otros:
“Los objetos de cerámica, las piezas como materialización de aprendizaje. Y hay maneras de aprender, y hay maestras y maestros a quienes acercarnos. Nosotras, como colectivo, fuimos al territorio de cuya cerámica prehispánica pretendíamos conocer en profundidad, fuimos a Catamarca, porque allí en museos, en tiestos desparramados en los sitios, en silencio, perviven formas de hacer, oficio. Y en cada gesto inferido de las piezas se nos manifiestan quienes construyeron como maestros, maestras enseñando, iluminando, señalando, màs allá del objeto en si mismo y a través suyo. Tejiendo hilos comunales e identitarios anduvimos por puentes a una raíz que nos es propia. La corporalidad está en las piezas nacidas al regreso.”
La muestra es una trama urdida por una misma forma de abordar la cerámica y la horneada, construyendo un horno, mostrando el tiempo de transformación, ese tiempo casi íntimo nos pareció una forma de compartir ese instante en que los objetos se iluminan para ya no ser barro, para su nacimiento a otra forma definitiva.