En el marco del Encuentro latinoamericano de ceramistas BARRO CALCHAQUI 2022, charlamos con Vicenta Ovando, 55 años, 10 hijos. Nos cuenta que sus generaciones anteriores hicieron cerámica y ella aprendió de muy pequeña. Su marido y sus hijos, hacen máscaras de madera de palo borracho y ella cerámica.
Su trabajo se reparte en las tareas de la casa (cocinar, lavar ropa, etc) por la mañana, y por la tarde hacer algunas piecitas de cerámica.Forma parte del grupo de alfareras OREMBIAPO MAEPORA. Las piezas surgen inspiradas en los animales que ven en el campo, no copian de libros. Por ahora no hacen piezas utilitarias, proyectan hacerlo cuando terminen de armar el nuevo taller, y para ello reciben la colaboración de Andrea Fernandez y Flor Califano.Ahora organizadas como colectivo, fueron invitadas a distintos lugares del país, conocen gente y dan a conocer su forma de trabajo y sus obras, porque hasta ahora estuvieron muy ocultas, sin salir de su pueblo.
Así se presenta el grupo de trabajo que forman: Somos Vicenta Ovando, Lilia López, Ester López, Gabriela Orio, Claudia Sanchez, Felisa Ruiz, Soledad Ruiz y Alicia Saravia, alfareras del pueblo Chané, de la comunidad Tutiatí de Campo Durán, Aguaray, pcia de Salta, Argentina, casi al límite con Bolivia.
Dentro de la comunidad, las mujeres somos las únicas encargadas de conservar con nuestras manos esta memoria del oficio: la extracción de la arcilla, la recolección de la leña, el preparado, modelado y cocción del barro, son tareas realizadas íntegramente por nosotras, de manera solitaria. Robando tiempo a la sobrecarga laboral a la que siempre somos sometidas las mujeres, este proceso lo hacemos silenciosamente. Por lo tanto, es importante apreciar este trabajo como oficio portador de un inmenso valor cultural, y sobre todo, la importancia de conservar el carácter femenino de esta producción alfarera.
A las «Maeporas» nos ocurre lo mismo que todos los ceramistas: cuanto más modelamos, más nos conectamos con la tierra. Y ese diálogo matérico pone en valor saberes heredados.
Al amasar el barro, recordamos e interrogamos el pasado para recuperar, desde el barro la historia de nuestro pueblo.
Estar juntas nos llevó a estrechar nuestros vínculos, viajar, aprender, exponer y conseguir nuevas herramientas y materiales para nuestro oficio. Ahora tenemos horno eléctrico y estamos luchando para poder tener nuestro taller colectivo en nuestra comunidad, para poder seguir modelando juntas, trabajando y viviendo de nuestro proyecto Orembiapo Maepora.
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