La Escuela Nacional de Cerámica de México ―dentro de su ciclo de invitación a renombrados maestros ceramistas de distintos países del mundo, para crear un espacio de capacitación a artistas y artesanos― convocó al artista sudafricano Madoda Fani para compartir los conocimientos de las culturas originarias de África en el taller de cerámica Modelando el alma en arcilla, Masibumbe. Enseñó a alumnos mexicanos y extranjeros técnicas de construcción manual, decoración, bruñido y quemas tradicionales en la alfarería de los grupos indígenas de Sudáfrica, así como su evolución contemporánea, las cuales han consagrado su obra como arte de renombre internacional.
La Escuela Nacional de Cerámica es una asociación civil que busca crear una comunidad global de gran talla artística que encuentre un nicho de preparación en México, para lo cual se realizan talleres intensivos anuales con importantes maestros invitados de España, Japón, Alemania, China, México, Estados Unidos, Perú y Sudáfrica. Para este proyecto han sido fundamentales la integración, la interacción con diferentes culturas y la diversidad de técnicas cerámicas en México, porque construyen un diálogo creativo con su tradición y generan vasos comunicantes que trascienden fronteras.
Les compartimos nuestra charla con Madoda Fani:
RC: Nos interesaría conocer una descripción de su trayectoria desde sus inicios.
MF: En el año 2000, por ejemplo, empecé trabajando como pintor de cerámica. Luego de seis meses de haber iniciado, participé en mi primera competencia de cerámica en Burkina Faso, en la que obtuve el segundo lugar y eso cambió mi idea de lo que iba a hacer con mi trabajo. Luego seguí trabajando en la compañía unos meses más y después decidí renunciar y comenzar a trabajar por mi cuenta.
RC: Cuando te refieres a pintura cerámica, ¿qué es concretamente?
MF: En la compañía que trabajaba hacían cerámica funcional (utilitaria) como platos, como tazas, y yo decoraba esas piezas. La compañía realizaba la producción con moldes, yo hacía la decoración de los diseños y otra persona esmaltaba.
Después de haber hecho esto por tres años aproximadamente, me permitieron hacer mis piezas, porque las piezas que hacía para la compañía no eran consideradas como propias, ellos vieron que tenía un talento y me dejaron explorar y experimentar.
RC: Contános algo que describa la técnica, el tipo de fabricación, esmaltes, pastas, temperaturas, para tener una idea de cómo es el trabajo en general.
MF: La técnica utilizada es la habitualmente llamada bajocubierta, donde primero se hacen los diseños y luego se recubren con esmaltes transparentes, luego estos esmaltes se quemaban a una temperatura de 1.200 grados. Actualmente, ya dejé de trabajar con esmaltes, ya no los estoy usando mucho.
RC: ¿Por qué?
MF: Una de las cosas que hacemos en mi país, Sudáfrica, son las piezas tradicionales, jarros o tazas para cerveza. Entonces cambié la técnica de trabajar con esmaltes y comencé a trabajar con técnicas más tradicionales, en las cuales utilizo unas piedritas especiales para bruñir. Y para la textura de las piezas aplico la técnica de ahumado, que hago en un recipiente metálico, utilizo papel de periódicos para poder conseguir este color negro que sale tan hermoso.
La mayoría de mi trabajo se quema a una temperatura de 1000 grados, y ocasionalmente un poco menos (900º/950º). Las piezas resultantes no son tan resistentes, pero si se sube la temperatura, se pierde el bruñido. La idea es hacerlo de esta manera, para preservar la cultura que tenemos.
RC: ¿Con qué tipos de hornos se hace la producción?
MF: Yo trabajo con hornos eléctricos, para que la pieza sea más resistente. Y, finalmente, para la textura utilizo los periódicos.
RC: ¿Y el control de la temperatura, se utilizan conos o simplemente pirómetro?
MF: Sí, utilizo los conos.
RC: ¿De qué valor de temperatura son?
MF: Depende, cuando hago piezas muy grandes, la hago a 1000º. Para las tazas de cerveza o piezas más pequeñas utilizo 960º.
RC: Y además de las pastas de base y los esmaltes, ¿para la decoración se utilizan engobes, pigmentos?
MF: Sí, porque es algo que marca mucha diferencia en el tipo de trabajo que yo realizo. La terminación de las piezas es la habitual, bruñido y ahumado.
RC: No usás esmaltes…
MF: Actualmente ya no.
RC: ¿El destino de las obras producidas es para comercializar o para exponer?
MF: Sí, lo que yo hago es lo que vendo y ya no es tan utilitario, son piezas de arte para coleccionistas o museos, también hago esculturas.
RC: Hablando de las grandes piezas ¿qué tamaño tienen?
MF: Aprox. un metro.
RC: Además de hacer tus piezas y venderlas, ¿tenés alguna otra actividad complementaria? ¿Enseñanza?
MF: Soy habitualmente invitado a muchos talleres, en este momento acabo de venir de la Escuela de Arte de Haystack, que está en Maine, en Estados Unidos; un mes antes estaba en Austria, dictando otro taller.
En Sudáfrica, lo que hacemos es recorrer las pequeñas comunidades y, a través de una ayuda del gobierno, desarrollamos productos, sobre todo para ayudar a los alfareros rurales que están luchando con este tipo de trabajo. No llegamos a todas las comunidades, pero sí a la mayoría.
RC: ¿Te sostenés económicamente con la cerámica?
MF: Sí y es un privilegio como artista, no fue fácil.
RC: ¿En la región que trabajas habitualmente hay mucha cerámica?
MF: Hay pocas personas que trabajan con la cerámica. Se encuentran, como en México, familias que transmiten de generación a generación sus conocimientos.
RC: ¿El tipo de trabajo de la cerámica se diferencia por regiones o es similar?
MF: En diferentes regiones se hacen trabajos muy parecidos. Lo más común son tazas o jarrones de cerveza bruñidas y ahumadas. Pero cuando vas a la Ciudad del Cabo, yo soy de ahí, te encuentras en una ciudad más cosmopolita, con más variedad y diferentes estilos de decoraciones.
RC: ¿Hay escuelas como en México y Argentina?
MF: No hay escuelas, lo habitual es de generación en generación, nada formal. Por ejemplo, hay una familia que se llama Nala, que tiene una muy famosa artista llamada Nesta Nala. Le enseñó a sus hijas, quienes continuaron con el legado de su madre. Después, su descendencia son los los continuadores de la tradición. Hay muchas familias que se dedican a la cerámica y tienen estilo propio, en mi caso estoy trabajando con mi hermano y nuestros dos hijos, que nos están ayudando.
RC: Y los chicos, ¿quieren? ¿Les gusta la cerámica?
MF: Sí, les encanta. Por ejemplo, ahora que estoy en México, ellos mismos también se están dando cuenta que con la cerámica tienen la oportunidad de viajar por el mundo.
RC: ¿Qué edades tienen?
MF: Mi sobrino 32 años y mi hijo 22 años. Siguen estudiando, pero ya les nació un gusto por lo que hacemos nosotros. Uno de ellos intentó hacer sus trámites para entrar a la Universidad, pero aún así tenemos la idea de que siga trabajando con nosotros, sin que deje de estudiar. Quería dedicarse a la ingeniería civil, pero cambió a negocios internacionales, porque siente que con eso nos puede ayudar más.
RC: Entre México y Sudáfrica, ¿qué tipo de diferencias hay en técnicas y materiales?
MF: Si fueran a Ciudad del Cabo, el lugar donde yo trabajo, hay una gran diferencia. Hablando de la decoración, es muy diferente, y los acabados también, por los materiales, los esmaltes y los colores que usan aquí. En eso hay diferencias, pero también hay similitudes, especialmente en la alfarería tradicional, la técnica de bruñido, algunas decoraciones y el ahumado se hacen de la misma manera. El estilo mexicano ha avanzado en las formas, pero nuestro tipo de trabajo tradicional se ha mantenido así por décadas y no ha habido ningún cambio ni avance.
RC: ¿El hecho de viajar por tantos países te motiva a innovar o cambiar algunas formas o incluir otros diseños?
MF: Mi estilo se desarrolla contínuamente, y a pesar de haber trabajado siempre en lo tradicional, lo hice utilizando técnicas que he ido aprendiendo. En mis comienzos sólo hacía jarrones de cerveza y hoy ya estoy haciendo diseños diferentes.
RC: Y la inspiración en las formas es la naturaleza. ¿Qué es lo que más lo inspira?
MF: En general me inspiro en la naturaleza, los insectos, los animales, que para nosotros es muy importante, y en las vacas.
RC: Dentro del repertorio de técnicas y diseños, ¿hay alguna que sea su preferida?
MF: La técnica sería el tallado, tallar las piezas. Porque yo pienso que es la técnica que me da muchas oportunidades. La he ido desarrollando y mejorando. Hay muchas cosas por aprender todavía. Me interesa que la gente, aparte de la belleza, valore los detalles y el trabajo duro que se aplica.
RC: ¿Cuánto tiempo lleva aproximadamente para terminar una de tus piezas?
MF: Dependiendo del tamaño. Si estoy haciendo una pieza de un metro, con el proceso de secado y de tallado, lleva dos semanas.
RC: ¿Visitaste Argentina alguna vez?
MF: Sí, claro. De hecho, estuve por allá en el año 2007. Estuve en Buenos Aires, Argentina. Entonces, había un programa que se organizó por la Cultura Africana. Se llamaba “Conexiones”, también relacionado con el fútbol.