La Escuela Nacional de Cerámica en México inicia el taller “Quemas alternativas, abrazando la aventura”, impartido por la artista persa Fahimeh Heydari, con el que inaugura el año de Irán como país invitado. Recibe a alumnos que viajaron desde distintas partes de México, Ecuador y Estados Unidos.
En el marco de esta actividad y, en esta oportunidad, junto por l@s ceramistas Gabriela Moleres, Pedro Crispo y Sebastián Mendiburú, entrevistamos a la ceramista.
RC: Nos gustaría que nos cuente cómo empezó con la cerámica y cómo son sus técnicas.
FH: El taller que doy en esta oportunidad es sobre quemas alternativas, su historia y también la diferencia que tienen con las quemas tradicionales en las que tenemos todo bajo control: la atmósfera del horno, la temperatura del horno y el combustible… y permite hacer muchas piezas similares debido a estas condiciones. En las quemas alternativas no tenemos el control total de estos aspectos. A mí me gusta más utilizar el término de “quema experimental” en vez de quema alternativa, pero el mundo cerámico acepta mejor el término alternativo que experimental. Yo pienso que el término experimental lo describe mejor porque realmente lo que estás haciendo es experimentar en la quema. Las raíces de estas quemas son diferentes, algunas vienen del raku y la quema ovara, que en realidad son quemas tradicionales en países como Corea o Japón, y la quema ovara pertenece a la zona de los Balcanes. Las quemas alternativas actuales provienen de tradiciones muy antiguas, como hacer tierra sigillata, colocar tierra sigillata y luego quemar la pieza. Hay sociedades que utilizaban estas quemas hace cuatro mil años. Algunas de estas piezas han sido encontradas y analizadas por arqueólogos. Y ahora, en la actualidad, podemos recuperar esas técnicas con procedimientos o equipos más modernos. Para mí no hay limitaciones. Pueden utilizarse muchos métodos de quema para los trabajos contemporáneos. Por ejemplo, en la quema en sagar, hay muchísimas maneras de hacer una quema en sagar con diferentes materiales orgánicos, diferentes tipos de horno, y todas siguen siendo sagar. Considero que cada artista, cada ceramista puede encontrar su propia manera de adaptar este tipo de quemas para imprimirle a sus piezas una huella diferente a la de otro artista. También depende del equipamiento que tengas donde estás viviendo. La mayoría de las quemas alternativas no se pueden realizar en espacios cerrados, en estudios de cerámica, sino que suelen ser al aire libre.
RC: ¿Qué es lo que eliges como técnica?
FH: Yo utilizo principalmente quemas en sagar, bucchero nero, el bucchero etrusco, quemas en raku, lustre en raku, terra sigillata y uso técnicas a veces convencionales de oxidación y reducción en hornos comunes.
GM: Cuando dice hornos comunes, ¿son los hornos, un horno eléctrico o un horno a gas? ¿Sería en atmósfera oxidante?
FH: No importa si el horno es de gas o eléctrico cuando se realizan quemas estándar en oxidación, porque pues la atmósfera es la misma. En las quemas de sagar, es necesario tener un horno de gas. Porque si tú haces una quema en sagar en un horno eléctrico, vas a arruinar tu horno.
GM: Seba hace raku, conocemos bien la técnica, nosotros hacemos la técnica de sagar también.
SM: Cuando uno se refiere a quemas alternativas tiene que ver con salir de los hornos convencionales, como tecnologías modernas, y volver a formas más primitivas de quema, como pozos, hornos de papel, etc… ¿Qué recursos utiliza más allá de los convencionales?
FH: Yo he estudiado mucho las técnicas primitivas de la cultura iraní durante la Edad de Hierro. Intenté regresar a esas técnicas y demostrar que esas quemas primitivas son vigentes en la cerámica contemporánea. Las quemas primitivas son muy fáciles de hacer, pero es necesario que la persona domine y sepa lo que está haciendo para tener un buen resultado. Tienes que dominar conceptos como el cuerpo cerámico, la manera de colocar las piezas, cómo va a fluir la temperatura en la quema. Esto es básicamente lo que hace la diferencia con un ceramista contemporáneo, que domina estos términos, porque hay personas que aprenden el oficio de manera empírica y que realizan estas quemas, pero sin el control ni el conocimiento. He visitado comunidades en donde los alfareros locales aprenden estas técnicas de sus padres y ellos, sin estudiar más allá de lo que ven, repiten estas técnicas. Saber la teoría de estas técnicas permite incluso mejorarlas, evitar problemas, y a veces cambiar el combustible que se utiliza cotidianamente hace que puedas obtener un resultado diferente. Tener conocimiento ayuda al ceramista a prevenir que las piezas se rompan, o que haya problemas durante la quema.
SM: ¿Y cuál es el combustible que usas?
FH: Lo que más utilizo es carbón. Intento hacer ajustes en la formulación de la arcilla, añadir más chamota para que sea más resistente el cuerpo cerámico a esta temperatura que va a ser directa. Intento mejorar el proceso, adaptarlos, para poder utilizarlos como una vía para hacer obras de arte.
GM: ¿Cómo aplica a la pieza los patrones geométricos que hace? Porque se los ve con un trazo muy seguro y muy perfectos. Y, además, lo que me llamó la atención es que hace como una superposición de piezas hechas en alfarería, que están como ensambladas, pero también desfasadas y a la vez conserva los patrones geométricos.
FH: El primer paso cuando yo hago una pieza es que la diseño y el diseñarla incluye pensar cómo la voy a quemar y de qué color quiero que sea esta pieza. Hago mis piezas en el torno, entonces es inevitable que de repente haya irregularidades en la forma, porque estás trabajando con la fuerza centrífuga de la máquina. Trabajo mis piezas por separado, la mayoría de mis trabajos no son grandes. Entonces, las trabajo por separado y las voy uniendo. Hago una línea en la pieza y luego paralelo a esa línea dibujo las curvas. Cuando empiezo a girar, voy teniendo en espejo cada línea. El papel más importante en mi trabajo, yo diría que es el torno. Porque el torno está girando y yo veo cómo va tomando forma mi pieza. Los patrones geométricos son muy importantes en la artesanía iraní. En la estética iraní, en los preceptos de lo que nosotros concebimos como algo bello, el orden es muy importante. Así como la simetría y la repetición. Son completamente matemáticos. Lo que yo busco al hacer estos patrones en mis piezas es plasmar estas ideas de la belleza iraní y llevarlas a mi trabajo. Y todo lo hago con medidas precisas, porque la idea es que sea simétrico totalmente, que sea perfecto. En mis inicios, intenté hacerlo primero en papel, pero costaba mucho plasmarlo en mis piezas, porque tienen volumen, tienen curvas. Entonces empecé a estudiar cómo poder hacerlo de manera directa en mi pieza, estudiando cuál es el patrón adecuado para cada pieza, según sus curvas. Algunos de los patrones que hago tienen bases circulares y otros con cuadrados. Y eso lo aprendí utilizando libros de arquitectura.
GM: ¿Qué herramientas usas para trabajar esos patrones?
FH: Es como un cúter… sólo utilizo dos herramientas.
PC: ¿La tierra sigillata la prepara ella? ¿La usa como engobe o la usa para bruñir?
FH: Traje conmigo mi propia tierra sigillata porque la tengo decantando desde hace cinco años. La tierra sigillata de más años tiene mejor calidad; la hago yo, la dejo decantar por años para que sea de mejor calidad y muy fina. Cuando se trabaja con una buena tierra sigillata, bien fina, ni siquiera es necesario bruñir. En mi trabajo, hay ocasiones en las que no bruño, porque debido a los patrones que tallo, sería imposible… entonces utilizo tierras sigillatas muy finas que le dan el brillo que busco. Elaboré una presentación para los alumnos de mi taller, también traduje un libro de tierra sigillata de turco a persa, que incluye muchos tips para elaborarlas, decantarlas…
SM: Con respecto a los patrones en sus piezas, ¿tienen algún significado?, ¿los círculos, los cuadrados?
FH: Los círculos y los cuadrados me sirven como guía matemática, porque de ahí parto para medir lo que voy a trabajar, son guías matemáticas, no tienen significados diferentes. Un concepto importante es que “los fragmentos conforman un todo”, como en la arquitectura iraní, por ejemplo, los mosaicos, el ORDEN es un concepto que tenemos muy arraigado… que es sinónimo de belleza y de estética. La historia iraní está llena de turbulencias políticas y sociales, conflictos, problemas, entonces las matemáticas para mi cultura significan CALMA, nos ayudan a regresar a la calma. Utilizamos esos patrones matemáticos en artesanías, en arte, en la ropa… es una manera de refugiarnos en el orden en medio de todo lo que nos rodea, que es puro caos. Se utilizaban desde épocas antiguas, pero cuando llega el Islam hubo muchas restricciones, no se pudieron usar representaciones de flores ni animales en las artesanías, al no poder usarlos, se incrementa el uso de los patrones geométricos. La cultura iraní es un poco misteriosa, nos gusta guardar conceptos dentro de símbolos, cada patrón tiene su nombre específico, y además guarda un concepto especial para nosotros. El simbolismo, las matemáticas, la religión conforman un TODO.
RC: En algunas de sus piezas no usa patrones geométricos, sino que suma elementos orgánicos, ramitas…
FH: Sí, porque me aburro si hago siempre lo mismo, entonces intento experimentar con diferentes formas de quemas, elementos y diferentes colores para dar variedad a mi obra.
GM: Algo que siempre me gusta preguntar: ¿cómo llegaste a ser ceramista?
FH: Desde pequeña hice piezas con arcilla, estudié ARTE y en el 2005 tuve un profesor de cerámica en mi carrera que nos hizo ver la cerámica no sólo como una vasija, sino como un material que nos permite expresarnos como artistas. Ahí me di cuenta de que no sólo estaba cumpliendo con mis estudios, sino estaba haciendo algo más. Para mí la cerámica también es una ciencia, es conocimiento exacto, y sobre todo es ARTE. Comencé a conocer los procesos técnicos, que me fascinaron, los procesos para fabricar esmaltes, engobes, arcillas, todo eso fue para mí el TODO.
SM: ¿Y por qué elegiste la cerámica ante cualquier otra disciplina?
FH: Yo estudié ARTESANÍAS TRADICIONALES y durante la carrera aprendí a trabajar con madera, metales, esculturas en miniaturas… y lo que me gustó de la cerámica es que puedes hacer tu material, puedes formular tus pastas, puedes tener el proceso técnico y químico de formulación que te permite controlar tu trabajo. La arcilla es un material muy resiliente, y de alguna manera puedes hacer que el material escuche lo que quieres de él.
RC: ¿Es tu primera visita a México? ¿Y qué diferencias encuentras con respecto a tu país?
FH: Sí, es mi primera visita. Una diferencia es los patrones, pero son diferentes culturas, pero en la cerámica tradicional tenemos algunas similitudes. Conozco algunos ceramistas mexicanos que conservan mucho las técnicas tradicionales. Todavía no he tenido mucho tiempo de recorrer, pero me parece que las técnicas más modernas no son muy utilizadas en México. Hay técnicas de Corea y Japón muy globalizadas, que van mejorando con el tiempo, por ejemplo, los esmaltes, que necesitan base técnica para su elaboración, o el uso de la porcelana, pero en México veo que apenas está sucediendo; se conservan mucho las técnicas tradicionales en las comunidades alfareras. Lo que está pasando en Irán es que estamos dando los primeros pasos hacia la globalización de algunas técnicas, y en México me parece que eso viene más lento. No porque sea bueno o malo, yo creo que la globalización y la tradición pueden ir de la mano…
RC: En su quehacer cotidiano, ¿cómo es su trabajo? ¿Comercializa? ¿Expone obra?
FH: Vivo de vender mis piezas, tanto artísticas como utilitarias. Hago vasijas y obra escultural, soy alfarera y escultora también. Yo tengo mi técnica de trabajo, que la llamo “surfear” : durante tres meses trabajo mucho para vender piezas y ahorrar dinero, y luego en los tres meses siguientes no necesito vender tanto, y los dedico a mi producción artística, como para una exhibición. Si quieres ser artista de verdad, tienes que estar 100% concentrado en tu obra, las 24 horas del día… por eso me tomo esos tres meses de concentración total en el arte.
PC: ¿Conoce los trabajos de Gustavo Perez? Él no hace cerámica tradicional y es un gran ceramista… sería importante que los vea, México tiene muy buenos ceramistas…
FH: No lo recuerdo, pero buscaré información…
SM: En muchos lugares la globalización resiente los espacios de tradición artesanal, pasa también en Chile, que a veces tienen que rematar su producción por globalización china, o por la industrialización, ¿ocurre algo parecido en Irán?
FH: Creo que en Irán han podido manejar la situación. Hace 17 años, cuando empecé a trabajar y armé mi estudio, muchas cosas eran diferentes, la cerámica era sinónimo de algo barato, común, y los productos chinos se veían de mejor calidad, más bonitos, mejores a la vista. Sin embargo, conforme las nuevas generaciones fueron graduándose en la escuela, hubo un cambio, incluyéndome, hicimos otro tipo de producción que comenzó a competir con los productos chinos. Creo que soy parte de esa generación que le dio otro valor a la cerámica en mi país, porque comenzamos a mostrar que lo hecho a mano tiene un valor único, comenzamos a trabajar con diseñadores de interiores, y se comenzó a valorar el hecho de tener una pieza de un artista local.
PC: hay muchas mujeres ceramistas independientes en Irán? Que no trabajen en fábricas…
FH: creo que las mujeres son las que siempre se relacionan más con la cerámica, como en casi todo el mundo. En Irán es lo mismo. Es triste decirlo, pero la cerámica, como otros oficios, es considerado un trabajo para mujeres. Pienso que, si la cerámica dejara más ganancia, habría más hombres haciendo cerámica. Es mi opinión.
* La ceramista iraní Fahimeh Heydari (Urmia, 1983) es graduada de la Universidad de Artes Islámicas de Tabriz. Ha realizado exposiciones en centros de arte como el Museo de Cristalería y Cerámica de Irán, y en la galería Vista Art, en Teherán; también tradujo del turco al persa el libro Terra Sigillata, el cual compila técnicas turcas que datan de otros siglos y que adaptó a la suya.