Hacia fines del pasado año 2013 se comunicó conmigo un veterano ceramista, Francisco Argüello Doblet, quién en algún momento tuvo cierta notoriedad y del cual hacía tiempo no tenía noticias. El motivo de su llamado era invitarme a una reunión, con otros ceramistas, en su taller del barrio de Belgrano, me comentó que iban a tratar un tema muy interesante y que si concurría no me iba a arrepentir, esto incentivó mi natural curiosidad y acepté de inmediato. El día prefijado fuí a la reunión y allí me encontré con viejos conocidos de la cerámica y también con otros a los cuales no conocía. Mientras esperábamos que llegaran todos los invitados Argüello Doblet me comentó que en los últimos años se había dedicado a la enseñanza y en algún momento, con viejos colegas y parte de sus alumnos, habían conformado un grupo de trabajo donde, además de la cerámica, desarrollaban algunas ideas siempre relacionadas al ámbito de esta fascinante disciplina. En cierta oportunidad uno de sus alumnos acercó información referida a un proyecto de ley denominado «De doble apellido» (1) y entonces se originó un debate acerca de sus implicancias dentro de la sociedad, en general, y de la cerámica en particular. En esta ocasión me invitaban para opinar sobre este tema y me dijeron que les sería muy grato que se pudieran publicar sus conclusiones en mi Revista Cerámica de Argentina. Argüello Doblet, que oficiaba de coordinador de la reunión, me explicó que ya habían estudiado numerosos casos de ceramistas que utilizaban el doble apellido o no y de que manera esto había influído en sus logros y trayectoria profesional, uno de estos ceramistas era yo y al respecto me puso como ejemplo de alguien que con un nombre común y un apellido vulgar había podido lograr cierta notoriedad en nuestro medio y opinó que consideraban muy meritorio que lo hubiera logrado, cuando a continuación me preguntó cual era mi apellido materno y les dije que era «Speciale» (2) ninguno de los ceramistas presentes pudo evitar una exclamación de sorpresa!, Argüello Doblet intentó explicarme que estaba convencido de que el hecho de que yo no fuera conocido por mis dos apellidos, «Gómez Speciale», me había privado de tener una repercusión extraordinaria, incluso internacional, y que de acuerdo a las investigaciones del grupo el uso de los dos apellidos era clave para ser considerado en un escalón superior al de los que solamente utilizaban su apellido paterno y además el significado del segundo apellido tenía el valor de un adjetivo calificativo, decisivo a la hora de su evaluación en la consideración social (sic), después me detalló algunos ejemplos de la correlación entre los apellidos de algunos ceramistas y su trayectoria profesional resaltando el caso, en su opinión paradigmático, del conocido pseudo gurú de la cerámica Fernández Chiti, que llegó al extremo de utilizar su apellido materno como apellido principal renegando, quién sabe por que causa?, del vulgar Fernández, este truco de marketing parece haberle resultado muy beneficioso pero los tiempos cambian y ahora, en la era de Internet, aquellos ceramistas curiosos que indagan el significado de los nombres de sus referentes pueden , muy fácilmente, enterarse que la palabra «chiti», de orígen quechua, significa en ese idioma » pequeño, insignificante » y que la expresión «el gran Chiti», con la que habitualmente este personaje se autocalifica, pasó a ser solamente un típico ejemplo de oxímoron. También en Internet aparece otra acepción donde vemos que en algunos países de la región del Caribe, por ejemplo Cuba, el término «chiti» es sinónimo de coscorrón (Golpe artero aplicado en la cabeza empleando la parte de los nudillos de un puño cerrado) siendo, en este caso, una metáfora de su prédica habitual (Algo malintencionado, desagradable y/o doloroso) o sea : nada bueno. Demás está explicar lo sorprendido que quedé al escuchar estas revelaciones del grupo de investigación liderado por Argüello Doblet, a quién agradezco profundamente por su invitación y cuando regresaba de esta reunión recordé que ya desde mi adolescencia afirmaba, por supuesto que bromeando, que yo no era un Gómez cualquiera sino un «Gómez Speciale».
(1) Se puede encontrar más información en Internet.
(2) «Speciale» en idioma italiano significa «especial».