Los días 9, 15 y 16 de febrero se llevaron a cabo las «Jornadas de acercamiento al quehacer cerámico» en el Parque Tecnológico Industrial del Cerro (PTI Cerro), ubicado en el oeste de Montevideo.
Las jornadas fueron una primera instancia de acercamiento a la comunidad, coordinadas por la Comisión CCU-Cerro del Colectivo Cerámica Uruguay y el PTI Cerro. Las mismas consistieron en la preparación del barro en forma colectiva y el posterior modelado de piezas con diferentes técnicas manuales.
En el siguiente fin de semana se prepararon los engobes que se aplicaron sobre las piezas y se construyó un horno de ladrillos de tiro directo. Se realizó la quema a leña durante 5 horas media, compartiendo los aspectos técnicos vinculados a la misma. Al día siguiente se realizó la apertura del horno, se compartieron los resultados, finalizando en una asamblea dónde se trataron las inquietudes en torno a este proyecto que pretende mantenerse estable en el tiempo entre el PTI Cerro y el CCU.
El «Colectivo Cerámica Uruguay» nos comenta:
Desde hace varios meses se viene manteniendo reuniones entre el CCU y autoridades del PTI, para poder llevar adelante un proyecto que pueda tener sostenibilidad en el tiempo, utilizando parte de los recursos del Parque y que genere actividades desde la cerámica. Es desde ese lugar que el proyecto pretende tener continuidad, generando nuevas instancias, para contribuir a la sustentabilidad transversal.
La construcción colectiva de los espacios de participación permite establecer un vínculo entre la cerámica y la comunidad.
Desde el Colectivo Cerámica Uruguay expresamos el interés de crear espacios de encuentro y enriquecimiento a través del trabajo con el barro; ámbito que brinda y construye oportunidades, estableciendo vínculos entre el colectivo y la comunidad barrial. Este ciclo de actividades ofrece, a quienes participan de la propuesta, obtener herramientas e incorporar conocimientos referidos al barro y a la cerámica.
«Las obras de arte son cosas que se usan: las casas y sus muebles, por ejemplo; y si no son cosas de uso inmediato – como la cultura y la poesía – deben estar acordes con los objetos que usamos, es decir, que han de formar parte de nuestra vida diaria, acompasarse a nuestros hábitos cotidianos, responder a nuestras necesidades de todos los días.
Cuando el arte de voz a las esperanzas y a las aspiraciones inmediatas de la humanidad, adquiere entonces significación social.
Una cultura empieza por cosas sencillas.
Estas cosas sencillas son la forma en que el alfarero moldea el barro en su torno, en que el tejedor trama los hilos, en que el albañil construye la casa.
La cultura griega no empezó por el Partenón, empezó por una cabaña encalada, erguida sobre las colinas.
La cultura siempre se ha desarrollado en la forma de un proceso – lentísimo pero seguro – de refinamiento y perfeccionamiento de las cosas sencillas.»
Herbert Read – «Al diablo con la cultura»