En el Nº1 de este periódico, en mayo de 1999, fue publicado un relato titulado “Arcilloesclerosis”. El tema provocó bastante interés y recibí los más variados comentarios. Luego pasó el tiempo y se hablaron de otras cosas. Pero, a mediados de 2001, recibí una carta de un señor que firmaba Peter Holten y ejercía la dirección del Crazy By Clay Institute, Londres, Gran Bretaña.
En esta carta Mr. Holten me dice que la descripción de la arcilloesclerosis, dada en aquella oportunidad por el director del sanatorio al que hacíamos referencia, era totalmente inexacta y en el mejor de los casos podría calificarla de simplista. Agrega que la actitud del citado director era muy poco profesional y posiblemente se tratara de un embaucador. Considera, finalmente, que con los métodos propuestos para su tratamiento era imposible que pudiera ni siquiera aliviar a los afectados dándoles más de lo mismo.
Teniendo en cuenta el interés que yo había manifestado por este apasionante tema me detalla, a continuación, algunas pautas para su mejor interpretación:
1º) Que la arcilloescleosis (denominada en Inglaterra “Crazy Clay”) es una dolencia de origen psico-somático y la descripción del proceso de gresificación del cerebro, mencionada en aquel relato, era una patraña. Esto explicaría, en cierta medida, el hecho de que los artistas ceramistas fueran los más afectados.
2º) Que en la primera fase de la enfermedad el síntoma más notable es la pérdida del sentido del humor, siendo esto irreversible.
3º) En fases más avanzadas se van produciendo deterioros psíquicos y neurológicos de importancia impredecible.
No está demás comentar que el hecho de haber recibido esta información de Mr. Holten me ha producido un gran alivio pues todavía conservo, intacto, el sentido del humor y si bien tengo la sensación de que puedo llegar a morir loco no va a ser por la arcilloesclerosis.
Arcilloesclerosis 2
por Julio Gómez - 03/2002