Expone cuatro instalaciones:
·Sobre llovido mojado, obra que participó en el Salón Nacional 2018 sobre una base piramidal invertida forrada con espejos, modificada en esta oportunidad con material espejado.
·Inocencia Perdida, resultado de matrizar un muñeco, luego realizar colada en barbotina, perforaciones y crecimientos, y esmaltar algunas copias, destacando con la iluminación las sombras monstruosas que se generan.
Barro tal vez
Ya lo estoy queriendo
Ya me estoy volviendo canción
Barro tal vez
Y es que esta es mi corteza
Donde el hacha golpeará
Donde el río secará para callar
Luis Alberto Spinetta
En el origen está la arcilla. Marisa Domínguez ha convertido este material en brotes, retoños, tallos, hojas suculentas, bulbos, plantas. Un señalamiento al mundo vegetal y a extrañas conformaciones animales como corales y caracoles marinos que resulta una constelación abigarrada y prolífera. Con este conjunto de piezas modeladas hace una referencia inmediata a las formas orgánicas que no sólo se experimenta la densidad del elemento, su cuerpo y su masa, sino que es el componente para hacer música: cerámica para ser “tocada”. Desconcierto cerámico, título de la obra, es una melodía ejecutada para escuchar y mirar.
Hay un impulso en esta pieza que remite al crecimiento, pugnar para salir a la superficie. Es un alumbramiento; ese momento del ciclo vital que renace. Para subrayar ese episodio, se imagina una historia de tormentas y desastres. Volcanes y erupciones. El suelo inundado, las grietas que se dibujan sobre la superficie que evidencian la catástrofe. Un Jardín en llamas y Sobre llovido mojado no son auspiciosos en sus nombres. Sin embargo, hay una pulsión de vida. Todo parece fluir sin comienzo ni final. Aún desconocemos de qué se trata. Anhelamos una purificación, una salvación.
En el principio está el barro. Ella ha modelado figuras que remiten a muñecos que señalan una Inocencia perdida. Pequeños monstruos y sus sombras que desfilan protuberancias y faltas. Lo lleno y lo vacío que Marisa entiende como un contrapunto. Un zigzag y la repetición de un gesto que es propio de su quehacer: la insistencia en una forma, una anáfora que enlaza con la cerámica como si fueran versos para componer un poema.
Si la cuestión de la materialidad es un tema y un foco de reflexión en el mundo del arte, estas obras exploran los diferentes modos de ser y del trabajo con lo material: el asombro y la suspensión de la certeza intervienen como nuevas materialidades inmateriales para el tratamiento inusitado que se le da al elemento tradicional de la cerámica. Al explorar y crear desde el cruce de técnicas se llega a los bordes de la disciplina, se incorpora la sonoridad y se indagan nociones de entorno, paisaje y régimen de lo sensible.
Esta cuestión no sólo funciona como tema y problema estético, sino también como dispositivo de análisis y catalizador de cuestiones cruciales para el presente: naturaleza y diseño de lo viviente, afectos y temporalidad. Además se hace eco del estímulo existencial que compuso el poeta cuando era muy joven para dejarla impregnada para siempre. Esa que dice “Si no canto lo que siento/Me voy a morir por dentro/He de gritarle a los vientos hasta reventar/Aunque solo quede tiempo en mi lugar/Si quiero me toco el alma/Pues mi carne ya no es nada/He de fusionar mi resto con el despertar/Aunque se pudra mi boca por callar” . Laura Isola, Abril 2024
Fotografía de Pepe Mateos