Aquí presentamos a Camila Zampatti, participante del Barro Calchaquí por primera vez.
Camila vive en Villa Elisa, La Plata. Se crió en la Patagonia, desde que recuerda ama la cerámica.
«Fui desde chiquita a un taller en mi pueblo, a los 14 en unas vacaciones en lo de mis abuelos en La Plata tomé un taller de cerámica precolombina con Carlos Moreyra y su gente de Hombre, Barro, Fuego. La semilla estaba echada.»
Volvió a La Plata y se recibió de antropóloga. Después de algunos años de iniciarse en la investigación volvió a la artesanía y desde entonces se dedicó a la cerámica. «Americana Cerámica» es su proyecto, búsqueda y trabajo. De la cerámica americana ancestral ama el modo en el que la vasija integra la funcionalidad del contener sustancias a la capacidad de transmitir símbolos y construir relatos.
De su primer Barro Calchaquí, comparte:
«La Celebración fue la temática del encuentro y eso es lo que fue. Un encuentro arraigado a un paisaje y a un proyecto de crecimiento colectivo tanto de la comunidad de San Carlos como del colectivo de ceramistas comprometido en su realización. Fue un descubrimiento y una fiesta. Disfruté muchísimo cada momento: la bienvenida, el compartir con colegas de todos lados, el trabajo al aire libre, las distintas propuestas de artistas y colectivos, todo lo que hubo para ver, la música.
Conocer este paisaje fue impresionante también. Paisaje que ha sido cuna de culturas, con una historia enorme en relación a la cerámica y un territorio con una historia de resistencia al acoso colonial también.
Para mí todo esto se entronca con lo que más valoro de este hermoso oficio.
He llegado a pensar por mi experiencia y por llevar un tiempo creciendo, trabajando, compartiendo y enseñando en el taller que este mundo occidentalizado, fragmentado y herido en el que vivimos que se manifiesta en crisis profundas no solo colectivas, objetivables, sino también íntimas y subjetivas, precisa sanar. No alcanza con la comprensión intelectual de la genealogía de las heridas dolorosas que nos constituyen, hacen falta estrategias integrales. En este sentido, la alfarería así entendida, recuperando esa profundidad que tiene, es una herramienta formidable.
El trabajo artesano hoy en día tiene un lugar que muchas veces es muy distinto del que tenía en las sociedades en las cuales fue gestado históricamente. Nuestros contextos modernos les dan nuevos significados y esto tiene mucho que ver con revalorizar los procesos antes que los resultados: todo su potencial para reeducarnos, en el tipo de experiencias que se pueden construir, experiencias de contacto con los elementos, de vínculo con los territorios, del espacio de encuentro que se da en torno a un espacio de taller, al fuego y la olla de barro donde cocinamos futuros posibles de cuidado amoroso y de escucha real.»
Fotografías de Barro son de Luigi @luig.is.fine
Otras fotografía de obra de @daneguerisoli