A través de la muestra «Cerámicas y Pertenencia»-ver nota- conocimos el espacio NasoWare y a Ignacio Sourrouile y compartimos información de su historia.
RC: ¿Cómo fue el comienzo de tu conexión con la cerámica y el arte?
IS: Desde temprana edad me llamaron mucho la atención las llamadas “artes visuales” y todo lo que sea ilustraciones y fotografías. Mi madre Gunga (Hilda) Bourbotte es ceramista de toda la vida y al verme dedicado a la pintura me ofreció decorar unos vasitos cerámicos con mis “dibunasos”, ahí empecé a interesarme con cierta regularidad en el oficio.
RC: ¿Quiénes fueron tus referentes/maestros?
IS: Me considero fundamentalmente autodidacta, pero asistí a diversos talleres formativos tanto de pintura como de cerámica, de todos aprendí algo. El camino del artista principalmente lo marcó mi madre, pero debo nombrar a Diego Perrotta quien me inició en el oficio regular de la pintura; el querido amigo y maestro ceramista Emilio Villafañe quien me dió una base sólida, me facilitó herramientas y rigor en el oficio; Marcia Schwartz que me enseñó a penetrar con la mirada, a ver. Yuyo Noé que me enseñó a no tener miedo de intelectualizar y reflexionar la pintura. Actualmente asisto al taller cerámico de Pablo Ruiz donde profundizo y hago un pulido más fino sobre mis esculturas, modelados, esmaltados.
RC: Algo de tu trayectoria/ trabajo, ideas conceptuales?
IG: Fui fotógrafo profesional por 30 años, de ahí me quedó una gran confianza para no dudar a la hora de la composición y la certeza de que el ojo -en su idioma metafísico- sabe más que la mente. Creo profundamente en el trabajo, en ensuciarse las manos y dejarse ir, considero la “concentración trabajando” como un estado meditativo donde uno se olvida del yo y salen cosas inesperadas. Mi sistema creativo es anti-producción, dejo que la materia me lleve, no importa el tiempo. Me gusta pintar cuadros y producir y decorar cerámicas a mano, disfruto haciéndolo.
RC: ¿Cómo comienza NasoWare, tu local en San Telmo?
IS: El local de San Telmo surgió a partir de una herencia en dólares que me dejó mi padre y realmente -parece mentira- pero no sabía que hacer con ése dinero, hasta que vi que una amiga pintora se compró una esquina tipo almacén y yo me dije: quiero éso!. Pero el dinero del que disponía no alcanzaba para éste local, hasta que finalmente pasó un año y medio -y al no venderlo- el dueño accedió a bajar el precio. Hoy creo que es la mejor inversión que hice en mi vida y me costó mucho trabajo dejarlo como está ahora. El local crece lenta y sostenidamente, y mi producción se vende cada vez mejor, el 99% a turistas. Le veo un gran potencial, además me instalé un horno de alta aquí y ahora que la calle Bolívar es semipeatonal, es mucho más amigable para el turismo del cual San Telmo es cita obligada.
RC: ¿Proyectos a futuro?
IS: Hacer en el 2023 una muestra individual de cerámicas y pinturas en NasoWare, quizás también una de fotografías. Organizar otra muestra colectiva de ceramistas, pero ésta vez como único curador. Pintar, ceramiquear, practicar yoga, leer literatura, intentar tener una vida más sana y disfrutarla. Ser aprendiz hasta el último minuto. Agradecer.
Gracias Ignacio Sourrouille por tu arte y por tu tiempo compartido.