Eusebia Reynaga

Eusebia Reynaga es ceramista y ollera, acaba de participar en el 15º Simposio Internacional de Cerámica en el Instituto Municipal de Cerámica de Avellaneda Emilio Villafañe, presentando el libro “EL TERRITORIO NO ES UN MAPA -ARTES CONTEMPORÁNEAS ARGENTINAS DESDE LAS FRONTERAS” , junto con Florencia CalifanoNicolas Rendtorff, Agustina Paltrinieri, Marcia Schvartz. (Link de descarga del  libro: https://tinyurl.com/yo75g6fo).

RC: por favor, contános sobre tu origen …
ER: yo vivo en San Salvador de Jujuy hace 40 años, pero mi tierra natal es del sur boliviano, límite de Bolivia con Argentina. Mi pueblito se llama Chagua, allí nací y aprendí la cerámica. Allí viven todavía mis padres y mi abuelo, así que voy y vengo, busco mis materiales allá.

RC: ¿a qué materiales te referís?
ER: Arcillas, para mis ollas uso arcillas propias. Así es como yo aprendí, cuando era chica, cuando tenía 7 años, la saco de donde sacaban mis abuelos y mis padres, las preparo yo misma y hago todo el proceso. Soy la que va a extraer, preparo y armo todo.  No tenemos vehículos, traemos a burro. Ya estoy acostumbrada, porque lo hice desde niña.

RC: ¿cuántos años tenés ahora?
ER: Tengo 58 años.  Y todo lo aprendí de mi abuela. Mi abuela era la ollera, yo vengo de familias olleras, desde siempre.  Ella murió hace 10 años, cuando tenía 100 años, y fue ollerita hasta el final.

RC: ¿Toda la familia se dedica a lo mismo?
ER: Sí, toda la familia, mis hermanas, mis tías, toda la familia de mi parte. Mi mamá era de Salta, vengo de familia cruzada. Los que eran alfareros, mi abuela de Bolivia, son vecinos a Casira, Argentina. Desde siempre vivimos de la cerámica.

RC: ¿Y ustedes fabrican y venden dónde?
ER: Yo fabrico y ahora vendo en Jujuy, desde mi casa, no tengo puesto, porque ya hay gente que me conoce, me compra, pero no vendo en cantidades, no soy de hacer producción grande. Hago piezas especiales, muy poquitas, ollas y piezas antiguas, no están en el mercado.

RC: ¿la cerámica es tu sostén económico?
ER: No, pero hago otros trabajos, aparte de lo que hago cerámica. Para muchos, las ollas de barro no tienen valor, esperamos que eso vaya mejorando con el tiempo.

RC: ¿Y qué se puede hacer para mejorar?
ER: estamos tratando de que se reconozca el valor de estas ollas como piezas originarias, que respetan los diseños y la forma de trabajar tradicional.  En 50 años que tengo, no cambié nada.

RC: ¿hay familiares aprendiendo?
ER:  Tengo cuatro hijos y una sola, la más chica, está aprendiendo el oficio.  Como no tiene mucha salida, prefieren dedicarse a otra actividad. Yo estoy dando clases en Tilcara y en Jujuy Capital, me conocen por las redes, y prefieren las ollas originarias a las de molde. En el pueblo de Casira/Jujuy también hacen ollas, pero de moldes, ya no están cuidando el trabajo original. Hace unos días viajé a Casira, acompañando a las ceramistas de Estonia, Bélgica e Israel, que participaron en el simposio, para que conozcan, pero no están trabajando como yo.

RC: Ahora diste un taller en Glew…
ER: Sí, en el taller de Gaby Moleres y Pedro Crispo, y por suerte hubo mucha gente interesada. Enseño para qué se hacían y cómo se usan, traje piezas hechas para mostrar, y cocinamos también para que se aprenda sobre el uso en las casas, porque no es sólo una pieza artística. Traje unas papitas andinas e hicimos un guisito para que comer entre todos.

RC: ¿ofreciste talleres también en otros lugares?
ER: sí, en Córdoba, hice talleres similares. Enseñé cómo hacerlas y en vivo las estrené, cociné compartimos el almuerzo. También conocí Uruguay, me invitaron a dar clases, también es una manera de difundir el oficio. Tengo recuerdos lindos de Uruguay, fue hermoso e hice muchos amigos.

RC: ¿Y sobre el libro que presentaron en el Simposio?
ER: “El territorio no es un mapa / Artes Contemporáneas Argentinas desde las fronteras”, es un libro sobre un grupo de mujeres que trabajan, yo soy una de las que hace cerámica y hay otras tejedoras, gente que trabaja con filtro, ceramistas de Salta, de Campo Durán. Surgió de una serie de muestras colectivas que hicimos en Tilcara, con la coordinación de Florencia Califano, en el Museo Regional de Pintura José Antonio Terry. El objetivo es presentar los trabajos y los modos de producir y vivir el arte colectivamente en esta región fronteriza.

RC: ¿Es la primera vez que estás en el Simposio?
ER: Sí, la primera vez que vengo.  Así que estoy muy agradecida también de participar. Pero no es la primera vez que vengo a Buenos Aires yá he venido a dar talleres y ahora mismo estoy organizando alguno más con personas que he contactado aquí en el simposio.