Considero importante esclarecer algunos puntos en cuanto al alcance real de este cálculo.
En primera instancia, como ceramistas de taller, debemos comprender claramente donde está el pilar real que sustenta el trabajo. Esta base fundamental, está principalmente en conocer el comportamiento (en distintas situaciones) de los materiales y herramientas con los que trabajamos. Por ejemplo el oficio de un albañil no está en el manejo de formulas del cemento, sino en saber su comportamiento, es decir en la mezcla con otros materiales, en su conducta en climas húmedos o secos, etc.
Para nosotros, lo realmente útil es entender el comportamiento, por ejemplo, del feldespato. Saber que los feldespatos son generalmente distintos de una partida a otra, cómo reacciona junto al cuarzo, en una pasta o en un esmalte, a distintas temperaturas, etc. De nada sirve saber la fórmula química (cabe aclarar que las fórmulas que se escriben en libros y pizarrones, jamás coinciden totalmente con el material que se usa, ya que esas fórmulas son ideales o teóricas, y prácticamente inexistentes en la naturaleza). Esos datos, sin una praxis previa, de poco sirven. Salvo que estén dentro de una construcción teórica de un estudio profundo de un material en particular, caso muy poco común.
¿Le es útil a un albañil saber datos específicos de los cementos, si a la hora de su trabajo, duda en las proporciones de cal y arena para un revoque, levantar una pared de ladrillo, o cargar una loza? De que le sirve al ceramista conocer fórmulas y esquemas teóricos de los feldespatos si luego no sabe que hacer para corregir un problema en el esmalte, o como tantas veces ocurre, tiene aún dificultades con la mezcla o aplicación del mismo? Y esto es, obviamente extensible a todos los materiales y herramientas usados.
Otro problema es la pretensión: ¿es razonable para un dibujante técnico querer dibujar el plano de una bomba hidráulica con un pedazo de carbón por lápiz y un pedazo de asfalto por papel? Ningún dibujante aceptaría ese desafió por ridículo.
Seger, como se lo enseña y se lo usa habitualmente, es esa pretensión (hacer cálculos precisos con materiales químicamente desconocidos o imprecisos) con el agravante de la ausencia de datos que ofrece el trabajo y el oficio.
En primera instancia hay que conocer que Seger no desarrolló un método, sino un cálculo. ¿Cuál es la diferencia? Que el cálculo es específicamente (salvemos acepciones semánticas) aritmético, es decir, el arte de resolver problemáticas de aritmética; y el método en cambio es una forma razonada de obrar, es decir, establecer pautas con conocimientos previos para llegar a un resultado. Dentro de los métodos, pueden o no intervenir los cálculos.
Seger es sin más vueltas, un calculo aritmético para establecer la equivalencia entre pesos moleculares de óxidos aislados con unidades de peso o porcentajes de materias primas que contengan esos óxidos combinados, y por supuesto el camino inverso.
Seger es algo tan sencillo que solo hace falta tener una tabla periódica de los elementos, una lista de materiales y su composición química real (no la que aparece en los libros, en la cual la grandísima mayoría de los elementos son teóricos) y una calculadora.
Lo importante es saber que este cálculo jamás ayudará a resolver ningún tipo de problema por sencillas y claras razones: 1) su principio se basa en óxidos puros, y para saber que óxidos tiene cualquier material de uso frecuente, tendríamos que disponer del análisis químico de una muestra de esa partida de material. Algo tan costoso y alejado de la realidad que lo vuelve imposible. 2) Y mucho más importante que poseer un análisis químico: Seger no enseña ni muestra ni dice nada sobre como resolver problemas, (controlar el craquelado de un esmalte; como hacer un esmalte color verde azulado; como transformar un esmalte brillante en mate; como lograr un esmalte turquesa de cobre; como hacer para que la barbotina despegue bien de los moldes; como ajustar un esmalte o pasta para una monococción, etc.) Los problemas de pastas y esmaltes los resolvemos (o no) gracias a otros conocimientos, prácticos y también teóricos, pero no por Seger, pues este sólo habla de relaciones de óxidos de una manera arbitraria, y como pasarlos a un sistema de medición distinto.
Hablar de este cálculo en otra instancia es un error conceptual bastante grave.
Seger es un conocimiento interesante de saber, hasta puede resultar de utilidad en algún caso muy específico, como ser la aparición de una fórmula en óxidos y querer realizarla. Pero lo que es erróneo es situar este cálculo en un lugar de método de investigación, con Seger no se puede investigar nada, porque no brinda las herramientas necesarias, nada más que eso.
Y si sumamos a esto, la realidad de los materiales y su fórmula química real, caemos en la cuenta que hacer Seger, es un simple juego de pretensiones.