Tejidos que se rompen: exclusión y olvido en los procesos culturales

Por Paolo Gastello Mazzei

En toda América Latina, los artistas y artesanos tradicionales representan mucho más que una técnica o un oficio: son portadores vivos de historias, lenguajes y memorias colectivas.
Por eso, resulta urgente recordar que toda institución u organización que promueve el arte tradicional debe hacerlo con respeto. Un respeto real, coherente, sostenido, que se exprese en sus procesos y decisiones.

Respeto desde el inicio

Los procesos de selección en eventos o ferias deben construirse desde la escucha y el reconocimiento. Y no desde una lógica vertical que ignora territorios, acorta distancias culturales o simplifica trayectorias de vida.
«Los verdaderos legados no pueden ser archivados. Se transmiten de cuerpo en cuerpo, de gesto en gesto, y requieren de presencia.»
No basta con valorar el resultado. Hay que valorar el camino, el tiempo, el gesto que lo sostiene.

Lo que no debería pasar

  • No se debería desplazar a quienes han sido referentes históricos del arte tradicional.
  • No se debería ignorar a los representantes de pueblos originarios y regiones.
  • No se debería faltar el respeto antes, durante o después de una convocatoria.

El arte tradicional no se construye en soledad. Es el resultado de un trabajo conjunto entre artistas, comunidades y también organizaciones.

Mejorar los procesos

Tanto instituciones públicas como privadas deben asumir un compromiso de mejora continua en sus formas de valorar el origen.
Es inaceptable que los criterios actuales sigan respondiendo más a lógicas de exhibición o curaduría contemporánea que al sentido profundo del arte tradicional.
«¿Cómo sostener un tejido vivo si se corta el hilo principal?»

Una responsabilidad compartida

Las organizaciones tienen la obligación ética de actuar con justicia cultural. Eso implica tener procesos más transparentes, informados y sensibles.
Porque no se puede hablar de cultura sin honrar a quienes han sido y siguen siendo su raíz. No se puede representar lo colectivo dejando fuera a quienes lo sostienen con sus manos.

La tierra también habla

Recordemos que las obras moldeadas con barro, pigmentos o fuego no son solo productos:

  • Son hechos por artistas.
  • Con materiales que pertenecen a una tierra.
  • Enraizados en un origen y una historia.

Ese es el verdadero valor cultural de un país. Y merece ser respetado, valorado y retribuido.

Para cerrar

El arte tradicional no necesita condescendencia. Necesita compromiso, continuidad y presencia.
Aún estamos a tiempo de corregir lógicas que excluyen, de revisar cómo decidimos quiénes entran y quiénes no. De escuchar, de verdad, lo que dice la tierra cuando la trabajamos con respeto.
Porque sin raíz, no hay rama posible.