En aquella ocasión, cuando concurrí a ver el Salón temático «Teteras cerámicas», pude comprobar que este tema ofrecía a los ceramistas participantes un campo creativo casi ilimitado. Me llamó bastante la atención que los tres principales premios habían sido otorgados al mismo autor quién por la calidad de su trabajo merecía ampliamente esa distinción. En algún momento, luego de felicitarlo, hablamos del diseño de las teteras cerámicas que además de tener un valor creativo debía ser perfectamente funcional y ahí surgieron las anécdotas muchas de las cuales pude recordar de mis épocas de proveedor y asesor técnico de ceramistas. Durante la segunda mitad de los años 70 algunos de los regalos de productos cerámicos más comunes eran los juegos de té y, en menor medida, los de café, estos últimos fueron siendo desplazados por la aparición de cafeteras, importadas, de vidrio térmico pero los juegos de té sobrevivieron bastantes años más y aún hoy se siguen viendo. La mayor parte de los fabricantes nacionales, sin ninguna formación en diseño cerámico. cometáan en esa época algunos errores inaceptables, era muy común observar un juego de té con seis tazas y/o bols donde el volúmen del agua que podía contener la tetera no alcanzaba para llenar ni siquiera a cuatro de ellos, para poder lograrlo era necesario hacer las tazas (o bols) bastante más chicos o la tetera desproporcionadamente grande y quizás por este motivo los juegos de té importados, especialmente de Japón, traían solamente cuatro bols. También recuerdo que cuando se reabrió, después de varios años, la tradicional confitería «Las violetas» del barrio de Almagro ( Av. Rivadavia y Medrano ) fuimos a tomar un té con el amigo Antonio Páez, veterano profesor de nuestras escuelas de cerámica, y lo sirvieron en una tetera de loza calcárea, esmalte blanco y fabricada por el sistema de colado lo que había producido un asa hueca que se llenaba de agua hirviendo y quemó mi mano al intentar servir el té, pero eso no fué lo peor por que el pico estaba diseñado como para verter la infusión lo más lejos posible de la taza, Antonio Páez fué víctima de esta inesperada situación y luego de pedirle disculpas por la involuntaria agresión le sugerí que podíamos robar esa tetera y llevarla a las escuelas como un verdadero ejemplo de «antidiseño», finalmente no nos atrevimos y la tetera quedó en «Las violetas» poniendo en peligro a los futuros concurrentes. Después de aquellas anécdotas le comenté al ceramista multipremiado que una amiga, también ceramista, tenìa varios libros dedicados al diseño de teteras cerámicas, casi todos de orìgen inglés, y mi interlocutor me dijo que ya los conocía y hasta tenía algunos de ellos pero que él habpçia ido un poco más lejos y diseñaba sus teteras en función del tipo de infusión que se iba a preparar, muy interesado le pedí que me aclare un poco más y entonces me explicó que cada infusión tenía sus características particulares y que a partir de haberlas detectado pudo orientar el diseño de sus teteras con el objetivo de mejorar sus sabores, luego me comentó que había ganado varios concursos en base a estas experiencias y en el último, el año anterior, obtuvo medalla de oro en Bombay, India, con una tetera que había diseñado para infusiones de té aromatizado con esencia de bergamota, actualmente estaba trabajando en un diseño especial para preparar «Té a la menta» para competir en la próxima Bienal de Túnez. Pensando que todas estas experiencias podrían ser de mucho interés para los lectores de Revista Cerámica de Argentina le ofrecí un espacio para que escribiera sobre el tema pero me dijo que por ahora no, que el se consideraba un aprendiz y quizás más adelante se decidiera a hacerlo. Cuando me saludó y se fué dejó detrás suyo una estela de exóticos aromas, bueno! por lo menos a mí me pareció.
TETERAS
por Julio Gómez - 10/2012