Arcilloesclerosis 4

por Julio Gómez - 08/2004

Este tema que instalamos en 1999, en el Nº 1 de ésta publicación, todavía sigue sufriendo inesperadas vueltas de tuerca. Hubo varias aclaraciones y también revisiones basadas en la opinión y críticas de algunos entendidos y con el tiempo nos hemos ido enterando de muchos episodios, a veces risueños y otras veces no tanto, de los cuales fueron protagonistas algunos de nuestros lectores durante estos últimos años.
Respecto a ésta situación nos ha generado cierta preocupación pues nuestra intención siempre fue la de difundir y también prevenir y en ningún caso la de originar pánico. Han llegado a nuestro conocimiento diversas anécdotas donde algunas señoras, alarmadas por la presunta identificación de ciertos síntomas con los descriptos en la Arcilloesclerosis, consultaron a sus médicos y algunos de ellos nos han requerido para solicitar información aclaratoria.
En cierta ocasión una lectora me comentó que su marido, que había leído “Arcilloesclerosis”, la venía presionando para que dejara de hacer cerámica y por ese motivo estaban al borde del divorcio. De alguna manera me sentí culpable y decidí llamar por teléfono a ese señor para interceder y finalmente tuve que mentirle diciéndole que todo este asunto era pura ficción.
En otra oportunidad tuvimos un incidente bastante antipático con un señor que nos dijo que practicaba arcilloterapia e ingería cantidades crecientes de arcillas y/o caolines(según las estaciones del año) y que en su opinión le había mejorado la salud y también el carácter, pero que a partir de haber leído nuestro primer artículo sobre la Arcilloesclerosis, comenzó a tener problemas gástricos y sufría vómitos al ingerir su medio kilogramo de arcilla diarios. El hombre parecía muy enojado y amenazó con denunciarnos al Ministerio de Salud Pública. Le pedí que antes de hacerlo consultara con algún gastroenterólogo y lo debe haber hecho pues, por suerte, no lo volvimos a ver.
Como podemos observar la “Arcilloesclerosis” ha causado todo tipo de interpretaciones y reacciones, lo que consideramos lógico dada la subjetividad del problema en cuestión, y  seguiremos atentamente su evolución tratando de colaborar, en la medida de nuestras posibilidades, con aquellas personas que se hayan sentido afectadas.
Por mi parte, espero que este tema no siga preocupando a nuestros lectores sin que por eso dejen de cuidarse debidamente y que tampoco piensen que en la vida del ceramista todo es gratis.