Horario: lunes a viernes de 10 a 19 horas. Sábado de 18 a 21 h, domingo de 17 a 19 h.
Sala de Exposiciones Nicolás Loureiro / Entrepiso de Teatro El Galpón. Montevideo, Uruguay.
Tania Astapenco desde su infancia recibió estímulos que le ejercitaron la mirada: su padre, Pedro Astapenco (Toledo, Canelones, 1924-2005), fue un pintor autodidacta y un excelente dibujante —con un lenguaje influenciado por el muralismo mexicano—, cuyo compromiso político y militancia comunista dejaron huella en la senda continuada por su hija. Tania (Montevideo, 1963) es maestra de profesión, hace veinte años viene experimentando con la técnica de la cerámica y consolidando su lenguaje de alto voltaje expresivo. Existen pocos antecedentes de mujeres que hayan incursionado en la escultura en la historia de nuestras artes visuales (Carla Witte, Mariví Ugolino, Águeda Dicancro). Justamente, la mujer es uno de sus temas predilectos, el otro tiene que ver con su militancia por los derechos humanos.
Su obra alude a la mujer en una evocación ancestral, más allá de las justas reivindicaciones actuales; su trabajo rescata el concepto de la Pachamama, esa palabra de origen quechua que entrelaza al tiempo y al universo con la imagen de la madre que concibe, la que protege, la que nutre. Sus figuras se internan en la interioridad femenina, retratan la multiplicidad de facetas que la expresan, en acertadas resoluciones formales donde el manejo del espacio juega un rol fundamental en la composición.
Se vincula al Museo de la Memoria (MUME) en el año 2013 con la muestra Mujer atada al dolor, en el marco de los 40 años del golpe de Estado. En esa dirección, recientemente presenta el proyecto Memorial 300 Carlos-Infierno Grande, una obra creada junto con Octavio Podestá y Julio Carné. Esta constituye un aporte de significación en lo que se ha dado en llamar sitios de memoria, lugares que nos recuerdan los horrores de un pasado reciente y que desde el arte se contribuye con aportes que persiguen el objetivo de no
olvidar. Trabajó también en el local sindical de la UNTMRA, donde realizó un mural en pasta autofraguante sobre la fachada del edificio.
En la muestra que nos ocupa, Con los pies en la tierra, Tania despliega una diversidad de propuestas: platos esgrafiados, bajorrelieves que juegan con el plano, alcanzando una contundencia no exenta de cierta poética liviandad. En cada obra existe una búsqueda específica en función de lo que se quiere decir, en algunos casos mezcla pastas, incorpora papel, arena, chamotes de distintos tamaños. Puede trabajar la figuración con gran sutileza, como la serie realizada sobre pasta de papel y grabada con óxidos, o en los bajorrelieves donde, sin desaparecer la figuración, prevalece la densidad matérica y un
cálido cromatismo; en otras piezas la cerámica dialoga con el hierro o la madera, logrando un conjunto que define a una artista que no esquiva el compromiso de enfrentarse a su tiempo con una obra que la representa.
Gerardo Mantero
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