OLLERAS

Octubre 2019

Ollas en el puesto de la Feria Nacional de artesanías de Berazategui

Olleras Cooperativas somos un grupo de siete mujeres ceramistas de la Llanura Bonaerense a las que nos reúne el amor y la convicción en nuestra forma de abordar el oficio y que producimos ollas de cerámica para fuego directo con las Técnicas Precolombinas sin resignar ningún aspecto del proceso artesanal. Preparamos las pastas, elaboramos a mano nuestras ollas con el cuerpo como herramienta fundamental, impermeabilizamos con bruñido, desarrollamos guardas incisas con elementos de la naturaleza y horneamos con leña. Decidimos el objeto olla porque consideramos que en ella podemos conjugar varios aspectos como traer al cotidiano el hecho artístico con un carácter identitario y cultural y aportar al regreso de materiales nobles y saludables y decidimos además identificarnos con las formas y diseños que habían gestado los antiguos habitantes de nuestra región, ya que vivimos y estamos atravesadas por el mismo paisaje, para lo que observamos y estudiamos tiestos arqueológicos y material bibliográfico. Optamos luego por generar alguna modificación a aquellas formas para que nuestras ollas no se constituyan en un objeto folklórico sino que sean funcionales en nuestro contexto. Fue entonces que desarrollamos un diseño con una pequeña base, asas y como tapa decidimos realizar cuencos ó sartenes que cumplen esa función sin perder la estética antigua. Luego de un tiempo, salimos a ferias y mercados con nuestras ollas que entregamos con un texto que indica el antecedente y la razón de las modificaciones. Decidimos además entregarlas envueltas en manteles que nosotras mismas estampamos y cosemos, cuya tela es de puro algodón y tejida por una cooperativa familiar. Cada vez que nos es posible cocinamos en las ferias y mercados y convidamos la comida, porque sentimos la necesidad de, mediante el hecho concreto de observar las ollas sobre el fuego plantear la factibilidad del uso. Al conversar con las personas que se acercaban con curiosidad o impulsadas por el recuerdo de alguna abuela o madre que cocinaba «en ollita de barro» vimos que era necesario ofrecer a través de talleres o clases la posibilidad de que cualquier persona construya su propia olla, ya que al regresar a las técnicas antiguas la factibilidad es real porque no requerimos de herramientas complejas y la forma de hornear es de absoluta simpleza. Se trata, de pronto de acudir a esa memoria a ese lugar de pertenencia del que hemos sido despojados. Ha sido y sigue siendo de enorme emoción para nosotras, recibir luego fotos de aquellas ollas «en acción» que múltiples manos crean en los talleres. Hoy seguimos desarrollando aquellas ollas de raigambre bonaerense pero nos dejamos llevar por los impulsos creativos y entonces aparecieron algunas con los colores de la primavera o las características de la cultura material de alguna provincia que recorremos o dejamos que el volumen se mueva, siempre sin perder la conciencia de la funcionalidad, nunca sin considerar a las personas que habrán de usarlas para cocinar. Y ahora, para finalizar nuestro año proyectamos un encuentro con mujeres ceramistas de la selva Ecuatoriana para lo que estaremos viajando a fin de Noviembre.
Nuestro trabajo es absolutamente autogestivo y cooperativo y apostamos a la fuerza del
trabajo femenino colectivo.

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