13-El funcionamiento de la escuela de Bulnes en su primer período.

Pequeña placa esmaltada. Escuela Municipal de cerámica N°1

Consideramos de interés el conocimiento de la organización de esta primera escuela porque de ella surgieron los primeros profesores en cerámica, con título nacional en el país, muchos de los cuáles siguieron perfeccionándose, se destacaron y demostraron su buena base y formación con el ejemplo de su trayectoria.
El método didáctico de Arranz enseñaba trabajando y para aplicarlo encaró a la institución como una escuela taller que poseía distintas secciones en las que se enseñaba: Dibujo, Decoración, Escultura, Alfarería, Moldería, Historia de la Cerámica y Química, en esas áreas se formaron los primeros expertos ceramistas con título oficial.
El cuerpo docente de esos primeros años se constituyó con los siguientes profesores: Sección dibujo: profesor Camilo A. Lorenzo y auxiliar Francisco C. Avendaño. Sección Decoración: profesor Fernando Arranz y auxiliar Julio I. Barragán. Sección Escultura: profesor Vicente Puig y auxiliar José Esteban. Sección alfarería: jefe de sección José Luis Pascuali, maestro Pedro Hernández, maestro Andrés Rigoni y auxiliar Aristóbulo Alzugaray. Sección Moldería: Martín Pampin, maestro Pedro Castagna y auxiliar Luis Latorre. En Historia de la Cerámica el profesor Héctor Raurich. En Química el profesor Miguel Climent y el maestro de Química José Albert. Los auxiliares mencionados eran por esos años alumnos y ex alumnos de la Escuela.
También se asegura que actuaron en sus aulas el escultor Nicasio Fernández Mar, los pintores y grabadores Antonio Berni, Orlando Pierri, Camilo Monclus y Camilo Lorenzo. Entre los artesanos además de los ya mencionados se desempeñó Ángel Kerciola.
De la primera camada Arranz había elegido como ayudantes a Julio Barragán, José Esteban, Ovidio Mazzochi, O. Barca, Aristóbulo Alzugaray y A. Broitman, otros profesores de esos primeros años fueron Aurelio Machi, Fernández Mar y Rodrigo Bonome.
Fernando Arranz estaba orgulloso de sus alumnos y profesores, sus palabras dejaron constancia de ello en las páginas de El Hogar:
No puedo precisar los nombres de los mejores […] a todos les debo el mismo afecto, pero en fin, allí van algunos nombres argentinos que algo han de ser en la vida artística de estas artes del fuego:
Muchachas como las señoras o señoritas Carballo, Masser, Adeff, Duri, Audibert y Colmeiro, hombres como Barragán, Esteban y Calcagno señalan una buena técnica y un gran amor por la obra concluida
En cuanto a los profesores que según él dejarían huella para una tradición en la Institución menciona a J. L. Pascuali, A. Rigoni, A. Alzugaray, S. Barca y A. Guastini: en Alfarería. M. Pampini, P. Castagna y J. De la Torre: en Moldería y Vicente Ricardo Puig y J. Esteban: en Escultura.
Sus palabras ya demostraban por entonces el orgullo que sentía por la idiosincrasia establecida en su escuela y esto nos decía: “Toda la materia prima salvo tres elementos, uranio, cobalto y cromo es de Argentina. Aquí entra quien lo desea con solo tener amor por la obra que empieza, no necesita más […] que comprar las estecas, los palillos para modelar y los pinceles, todo lo demás lo paga el Estado”.
En ese año, 1948, se presentaron también por primera vez piezas realizadas en vidrio soplado y para el siguiente año el maestro anunciaba que ya presentarían loza fina, porcelana, esmaltación y grabación del vidrio “lo que aquí no se sospechaba que se haría nunca”.


En España se había creado, en el año 1930, en la Ciudad de universitarios de Madrid la escuela Nacional de Cerámica, con las características de una escuela fábrica y se había invertido en ello unos seis millones de pesetas de entonces, con este antecedente a nivel mundial, al cual se le sumaban el de otros países que protegían a esta actividad como arte e industria, Arranz obtenía el apoyo suficiente para presentar su propuesta al gobierno de un nuevo proyecto de Manufactura Nacional de Cerámica. El proyecto con esa propuesta fue realizado por él y presentado por la Escuela de la calle Bulnes, aludía en el mismo la importancia económica y espiritual que este propósito encerraba ya que de realizarse esa Manufactura se constituiría en la primera manufactura nacional del Continente. Ese sueño no llegó a concretarse.
El artista y artesano siempre apoyó y asesoró las iniciativas particulares en cuanto a la creación de establecimientos de cerámica en el país, Isaac Díaz Pardo , quien creara la fábrica Magdalena en Buenos Aires, es uno de los tantos que recibieron su amistad y conocimiento. Este artista plástico y escritor escribió el único libro que existe hasta la actualidad sobre Arranz y su escuela, el conoció a Arranz en Buenos Aires en 1955 en su casa taller pero según sus palabras “su primer contacto con Arranz fue a través de sus discípulos” pues ceramistas que llegaban a España desde la Argentina “hablaban de sus estudios realizados con este artista. En sus obras se reflejaba un concepto estructural que descubría la existencia de una gran personalidad maestra de aquellas disciplinas”.

Continuará