Homenaje a Julio Gómez

Julio Gómez
En el marco del cierre del 62° Salón Anual Internacional y la demostración de Vilma Villaverde, la comisión directiva del CAAC realizó un homenaje a Julio Gómez, fundador de esta revista. Desde yá lo agradecemos, seguros de que Julio estaría también agradecido y honrado por este gesto. Y sumamos nuestro compromiso de continuar sosteniendo este medio, junto con  toda la comunidad cerámica, como otra forma de homenajearlo.
Queridos colegas y amigos de la cerámica:
Damos continuidad a las actividades del día de hoy con un breve y muy sentido homenaje al querido Julio Gómez, un hombre que se tomó a la cerámica “en serio” y le dedicó su vida. Y de ese modo dejó una huella imborrable en la historia de nuestro arte.
Su camino comenzó en 1954, cuando egresó del Instituto Politécnico Superior “Otto Krause” como Técnico Químico Industrial. Desde entonces, durante más de cinco décadas, Julio Gómez se convirtió en un pilar fundamental para el desarrollo y la evolución de la cerámica argentina.
Su espíritu inquieto lo llevó a transitar diferentes roles con una pasión admirable.
Su conocimiento profundo de los procesos cerámicos fue clave para la mejora e innovación
en este campo, guiando a colegas y jóvenes ceramistas en su crecimiento profesional. A
través de la exploración de nuevas técnicas y el acceso a materiales esenciales del oficio para sumarse a la creación artística. Así nació su libro «Falsa información. Algunas cosas que usted leyó sobre cerámica y no son ciertas» volumen que con seguridad convive en las
bibliotecas de muchos de nosotros.
A partir de la década de 1990, Julio se consolidó como un referente ineludible:
Participó en diversas publicaciones especializadas, aportando su invaluable experiencia,
humor y espíritu crítico.
En 1999, su visión y compromiso dieron vida a la Revista Cerámica de Argentina, una
publicación que, a lo largo de 25 años ininterrumpidos, se ha convertido en un pilar crucial
para la difusión del arte cerámico en nuestro país. Y que continúa de la mano, el corazón y la cabeza de la querida y respetada Cecilia Novinic.
Más allá de las páginas de la revista, la figura de Julio se alza como un faro inspirador:
su dedicación incansable, su crítica rigurosa, su sentido del humor y su amor incondicional
por la cerámica han marcado a fuego a generaciones de artistas y artesanos.
Hoy, al recordarlo con admiración y afecto, celebramos su legado y elevamos nuestro más
sincero agradecimiento por su invaluable contribución al mundo cerámico. Seguro que desde algún rincón de este hermoso espacio Julio nos mira a través de su pequeña cámara y nos hace un guiño.
Muchas gracias.

Mariel Tarela