TETERAS

por Julio Gómez - 10/2012

En aquella ocasiòn, cuando concurrì a ver el Salòn temàtico «Teteras ceràmicas», pude comprobar que este tema ofrecìa a los ceramistas participantes un campo creativo casi ilimitado. Me llamò bastante la atenciòn que los tres principales premios habìan sido otorgados al mismo autor quièn por la calidad de su trabajo merecìa ampliamente esa distinciòn. En algùn momento, luego de felicitarlo, hablamos del diseño de las teteras ceràmicas que ademàs de tener un valor creativo debìa ser perfectamente funcional y ahì surgieron las anècdotas muchas de las cuales pude recordar de mis èpocas de proveedor y asesor tècnico de ceramistas. Durante la segunda mitad de los años 70 algunos de los regalos de productos ceràmicos màs comunes eran los juegos de tè y, en menor medida, los de cafè, estos ùltimos fueron siendo desplazados por la apariciòn de cafeteras, importadas, de vidrio tèrmico pero los juegos de tè sobrevivieron bastantes años màs y aùn hoy se siguen viendo. La mayor parte de los fabricantes nacionales, sin ninguna formaciòn en diseño ceràmico. cometìan en esa època algunos errores inaceptables, era muy comùn observar un juego de tè con seis tazas y/o bols donde el volùmen del agua que podìa contener la tetera no alcanzaba para llenar ni siquiera a cuatro de ellos, para poder lograrlo era necesario hacer las tazas ( o bols ) bastante màs chicos o la tetera desproporcionadamente grande y quizàs por este motivo los juegos de tè importados, especialmente de Japòn, traìan solamente cuatro bols. Tambièn recuerdo que cuando se reabriò, despuès de varios años, la tradicional confiterìa » Las violetas » del barrio de Almagro ( Av. Rivadavia y Medrano ) fuimos a tomar un tè con el amigo Antonio Pàez, veterano profesor de nuestras escuelas de ceràmica, y lo sirvieron en una tetera de loza calcàrea, esmalte blanco y fabricada por el sistema de colado lo que habìa producido un asa hueca que se llenaba de agua hirviendo y quemò mi mano al intentar servir el tè, pero eso no fuè lo peor por que el pico estaba diseñado como para verter la infusiòn lo màs lejos posible de la taza, Antonio Pàez fuè vìctima de esta inesperada situaciòn y luego de pedirle disculpas por la involuntaria agresiòn le sugerì que podìamos robar esa tetera y llevarla a las escuelas como un verdadero ejemplo de » antidiseño «, finalmente no nos atrevimos y la tetera quedò en » Las violetas » poniendo en peligro a los futuros concurrentes. Despuès de aquellas anècdotas le comentè al ceramista multipremiado que una amiga, tambièn ceramista, tenìa varios libros dedicados al diseño de teteras ceràmicas, casi todos de orìgen inglès, y mi interlocutor me dijo que ya los conocìa y hasta tenìa algunos de ellos pero que èl habìa ido un poco màs lejos y diseñaba sus teteras en funciòn del tipo de infusiòn que se iba a preparar, muy interesado le pedì que me aclare un poco màs y entonces me explicò que cada infusiòn tenìa sus caracterìsticas particulares y que a partir de haberlas detectado pudo orientar el diseño de sus teteras con el objetivo de mejorar sus sabores, luego me comentò que habìa ganado varios concursos en base a estas experiencias y en el ùltimo, el año anterior, obtuvo medalla de oro en Bombay, India, con una tetera que habìa diseñado para infusiones de tè aromatizado con esencia de bergamota, actualmente estaba trabajando en un diseño especial para preparar » Tè a la menta» para competir en la pròxima Bienal de Tùnez. Pensando que todas estas experiencias podrìan ser de mucho interès para los lectores de Revista Ceràmica de Argentina le ofrecì un espacio para que escribiera sobre el tema pero me dijo que por ahora no, que el se consideraba un aprendiz y quizàs màs adelante se decidiera a hacerlo. Cuando me saludò y se fuè dejò detràs suyo una estela de exòticos aromas, bueno! por lo menos a mi me pareciò.