JUICIOS Y OPINIONES

por Julio Gómez - 01/2012

Durante mis primeras épocas en la actividad cerámica había concurrido a una muestra realizada en un conocido Museo de la zona norte. El Salón era temático y el tema » Réplicas de antiguas cerámicas «. Como siempre en estos casos había algunos trabajos bastante buenos y otros no tanto, pero una de las obras presentadas me llamó mucho la atención no tanto por su calidad estética sino por la notable perfección de sus detalles. La estuve mirando, y admirando, un largo rato y esto fue notado por un señor que se me acercó preguntando si la pieza me gustaba, también me dijo que era su autor. Le comenté que algunos de los detalles logrados me parecían excelentes y que esta cerámica podía pasar, perfectamente, por una antigua original, el señor sonrió, como complacido, y me invitó a tomar un café en la confitería del Museo, cuando lo hicimos me dijo que me confiaría un secreto y contaba con mi discreción, a continuación me explicó que esta cerámica no era una réplica sino un original, que era muy valiosa y ya había sufrido varios intentos de robo. Su franqueza me sorprendió y no pude evitar preguntarle el motivo por el cual la había presentado en este Salón, aclarándole que no se lo preguntaba desde el punto de vista ético y sí por pura curiosidad.
Parecía haber estado esperando esta pregunta respondiendo que, como amante de la cerámica, sentía la necesidad de compartir el disfrute de esta pieza única con sus colegas ceramistas y también con el público concurrente pero había notado que nadie, excepto yo, la pudo apreciar y esto le producía un gran fastidio pues esperaba otra respuesta, especialmente de sus colegas y sobre todo de los jurados que la habían ignorado.
Pasó ya mucho tiempo desde esta experiencia y fuí comprobando, con el correr de los años, que con diferentes matices se repetía continuamente y me sirvió para comprender la relativa importancia que pueden tener ciertos juicios y opiniones.

Aclaración del autor :
Algunos lectores pensarán que traicioné el pedido de discreción que me había hecho aquel señor pero quiero aclarar que en aquella época, siendo yo bastante jóven, aquel ceramista ya era algo más que un veterano y seguramente, en la actualidad, debe estar en algún lugar donde ya no le importen estas cuestiones. Tampoco menciono su nombre, sobre todo por que nunca lo supe.